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RECAP: Better Call Saul 1×02, la hora del espectáculo

Better Call Saul entró por la puerta grande. Ayudado claro por tener de lead in (en la cadena AMC) a la bomba del rating, The Walking Dead, el spin-off de Breaking Bad se convierte en el estreno más visto en la historia de la tv por cable norteamericana: 6.9 millones de espectadores (altísimos 3.4 en demos) se dispusieron a ver el regreso de Saul Goodman mientras que cuando arranco el oscuro camino de Walter White apenas había cosechado 1.4 mill/esp. Claro que nadie vería Better Call Saul si no fuera por Breaking Bad a la que le debe todo, pero es un comienzo más que auspicioso (hay que prestar atención a los números del segundo capítulo cuando ya no tenga la base monumental de los zombies). Nosotros en Latinoamérica tenemos los episodios sólo unas horas después a través de Netflix por lo que pasamos a comentar el capítulo 2.

Better Call Saul 1×02: Mijo

Suponemos que ya viste el capítulo, si no lo hiciste ¿Qué hacés acá?

Recapitulamos el capítulo 1 aquí y esperamos lo hayas leído. En Mijo continuamos directamente con la sorpresa que Vince Gilligan y Peter Gould develaron en el cliffhanger final: la aparición de Tuco Salamanca (Raymond Cruz).

La acción se desarrolla minutos antes del final de capítulo 1 mostrándonos lo que sucedió dentro de la casa cuando el traficante recibe la visita de los bólidos skaters quienes le pifiaron y querían estafar a su tierna abuelita (cuando tenían que hacerlo con Betsy Kettleman). Llega Jimmy McGill (Bob Odenkirk, Saul antes de ser Saul) acudiendo a concretar su plan pero, obvio, todo le sale mal.

Tuco se libra de los estafadores a golpes con el bastón de su abuela y los encierra en el garaje, todo mientras la anciana mira su telenovela y pide refrescos sin parar. Jimmy se da cuenta al instante dónde se metió y deberá salirse de tal situación a como dé lugar.

Tuco y sus secuaces (gran incorporación de Michel Mando, el novio de Sarah en Orphan Black) llevan a los hombres a ese desierto que nos resulta tan familiar. Y acá radica gran parte de lo que hace a este capítulo superior al primero: el lugar, el desierto, el calor, los encuadres, todo recuerda a Breaking Bad. Que tenemos que tener en mente que esto no es Breaking Bad, eso seguro, pero no podemos evitar sentirlas íntimamente relacionadas. A fin de cuentas es un spin-off que debe remitir directamente a su serie madre y que actúa de punto de inicio para algunos de sus personajes.

Jimmy, en tiempos desesperados, hace uso de su mayor habilidad: las palabras, y logra salvarse no sin tratar de conseguir el mejor acuerdo para esos dos idiotas que merecen ser dejados a su suerte. Acá hay algo importante en esa comparación de series: en Breaking Bad Saul evita a toda costa ponerse en peligro, arriesgarse físicamente por otro es algo que no es parte de él; acá se juega su vida intercediendo por los skaters cuando podría haberse ido sin más. Es clave ese detalle para entender el punto en el que estamos y hacia dónde vamos, el cómo esa vinculación con el mal va a transformar al protagonista.

En un segundo acto nos metemos de nuevo en la intimidad de Jimmy, lo vemos de levante, afectado psicológicamente por lo vivido con Tuco, ebrio en compañía de ese hermano de extraña enfermedad con el que tiene un lazo emocional claro y que calculamos será de gran relevancia en lo que viene.

También lo vemos ejerciendo su laburo en una gran secuencia al ritmo de música clásica que une cafés, clientes, sus momentos It’s showtime, folks (frase de All That Jazz) y la infinidad de veces que Jimmy se topa con Mike. Este montaje tiene el pulso de Michelle MacLaren, directora del episodio a su vez recurrente en Breaking Bad (también tuvo a su cargo varios episodios de Game of Thrones y The Walking Dead y pronto se pondrá al frente de la película Wonder Woman).

Como cierre nos develan a Jimmy durmiendo en esa oficina deplorable que apenas si cabe una mosca, y la visita que le hace el secuaz de Tuco, Nacho, intentando asociarse con él para estafar a los Kettleman que de todos modos iban a ser estafados por alguien. Jimmy se niega pero Nacho le deja su número de teléfono para cuando se dé cuenta que “ya es parte del juego”. Porque Jimmy sin saberlo emprendió su camino a ser Saul, ese camino sinuoso y turbulento que lo conducirá a Heisenberg y -más tarde- a ese futuro en blanco y negro deprimente que nos mostraron en la escena inicial del capítulo 1.

Better Call Saul en su segundo capítulo confirma sus intenciones de ser un show propio rindiendo constantemente homenaje a la serie madre. Se afianza en su búsqueda del tono, con mucho humor negro, y consigue mejorar al piloto (cosa que raramente sucede en las series) dejando en la segunda parte destellos de lo que parecería ser la guía para el resto de la serie. Todo está dispuesto para que Jimmy, ese abogado que se niega a hacer el mal, se convierta lentamente en Saul y a mí ya me convencieron para quedarme sentado frente a la tele siendo testigo de esa transformación.

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