Superhéroes y autoritarismo según Joss Whedon
Interrogado por su público, el director Joss Whedon manifestó su creencia de que existe una relación entre el actual auge del cine de superhéroes y el autoritarismo creciente en varias sociedades del primer mundo donde vive.
Todos iguales, algunos más iguales que otros
Cuando un director popular acepta participar de una ronda de preguntas con su público lo más habitual es que pretendan conocer detalles del rodaje o de sus próximos proyectos. Pero Joss Whedon, conocido creador de clásicos de la TV como Firefly o Buffy, la cazavampiros, fue llevado a aguas un poco más turbias con una pregunta mucho más de actualidad. Uno de sus seguidores quiso saber su opinión sobre la existencia de alguna relación entre el explosivo éxito del cine de superhéroes y el autoritarismo que, según parte de la sociedad primermundista, está coincidentemente en ascenso en sus países desde hace algunos años. Especialmente si este cine es sólo un producto de las mismas raíces o si, por el contrario, tiene un rol más activo. Dando legitimidad a la idea de que una única persona fuerte sea la solución simple a los problemas, algo fundamental para que líderes autoritarios tengan donde hacer pie.
La respuesta del director fue directa y contundente:
“Mi respuesta final es…. SI. Creo que tocaste un tema que me preocupa hace años y que era el conflicto principal en Ultrón: Las historias de superhéroes son en alguna medida fascistas. Aún las amo, pero se notará que por más que amo al ser elevado odio la idea de que unos pocos sean por naturaleza mejores que la mayoría o tengan el control sobre ellos, es por eso que Buffy comparte su poder al final de la serie (…)“
Es entendible que la pregunta surgiera pocos días antes de las elecciones presidenciales en las que se impuso un candidato poco convencional que no sólo convirtió en su lema la idea de que él y sólo él era la respuesta a todos los problemas del país, sino que también visibilizó a una porción importante de la sociedad que pasó los últimos años juntando enojo ante el evidente protagonismo que ganaron varias minorías y causas reñidas con los valores más tradicionalistas, dando lugar al ascenso de un líder fuertemente personalista como no están acostumbrados a tener y que desconcertó a mucha gente. Esto no significa que la relación que plantea Whedon entre el género de superhéroes y el autoritarismo sea novedosa, de hecho muchas de las historias post-Watchmen han criticado el que las sociedades confiaran ciegamente en una persona con poderes sin reclamarle controles ni responsabilidades por sus actos más que su propia conciencia, asumiendo que son inherentemente buenas e infalibles, pero también que son las únicas personas capaces de hacer el trabajo por lo que no merecen ser cuestionadas.
Una preocupación recurrente
Del otro lado del río, cuando se habla de la relación entre el género de superhéroes y el autoritarismo el primer nombre que siempre aparece es el de Batman, no porque sea el único personaje con rasgos fascistas sino por ser el que más se ha hecho cargo de esa situación, por lo que naturalmente son temas que han aparecido tanto en la trilogía de Nolan como en la nueva encarnación de Batman vs Superman, donde ambos protagonistas son acusados directa o solapadamente se pretender tomar decisiones en nombre de la sociedad entera, aunque en este caso más que criticarlos les termina dando bastante la razón y no sorprendería mucho que la próxima parte de la historia siga por ese lado. En ambos ejemplos Bruce Wayne se muestra consciente de su accionar fascista y lo asume como un mal necesario, volviéndose un personaje más complejo e interesante.
Joss Whedon tiene el tino de cerrar su respuesta aclarando que aunque ve una relación entre la popularidad del cine de superhéroes y el autoritarismo resurgiente en las sociedades primermundistas eso no significa que condene el género ni que no lo disfrute, pero evidentemente cree en el poder que tiene la cultura popular para reflejar el subconsciente de las sociedades, incluso sin proponérselo. Cree también que como realizador tiene el deber de manifestar esas ideas en las que cree, esperando que sirvan para cambiar las tendencias que ve como dañinas.