¿ El horror ha muerto con Wes Craven ?

Fui a la función privada de una película de terror el pasado viernes. Para hacer corta una historia larga, la película fue deficiente y mientras salían los críticos no pude evitar oír de uno de los mismos la frase “El género está muerto”. Habitualmente me resbalan las palabras de los mismos, pero esta frase se quedó a lo largo del fin de semana, para aferrarse y volverse pregunta cuando me enteré de la muerte de Wes Craven. Ambos eventos me han puesto a pensar y me hago la siguiente pregunta ¿ El horror ha muerto ?

Una de las cosas que me han puesto a pensar si el horror ha muerto es, primordialmente, que las veces que me acuerdo haber sentido verdadero miedo en una sala de cine, no se cuentan con los dedos de la mano, sino con las falanges de un dedo. Solo tres: En el 97 con Event Horizon, en el 2007 con 1408, y en el 2013 con El Conjuro.

Si el horror puede abarcar una historia o algo sobre la sociedad en la que vivimos lo recibo con los brazos abiertos, pero con simplemente contarme una historia y hacerme sobresaltar desde el asiento unas cuantas veces, para mí, ya suma bastantes puntos. No soy lo que se dice un acérrimo seguidor del genero, soy apenas uno informado, así que soy un poco más sensible y un poco más permisivo que los fanáticos hardcore que a esta altura ya lo vieron todo.

En materia taquilla la respuesta a la cuestión de si el horror ha muerto parecería ser un no. Si bien, al menos desde la perspectiva argentina, se puede constatar que el público sigue eligiendo el género, ya que el estreno más deficiente del mismo, consigue casi siempre meterse entre los primeros 10 puestos, también debe decirse que en su segunda semana desciende meteóricamente. Esto se debe a que los guiones no están tan pensados como deberían, y la dirección no plantea una estética con suficiente profundidad.

A pesar de todo esto, el terror sigue en boga. Una encuesta anónima probó que el género de terror es el que más guiones no solicitados (es decir hechos por iniciativa del propio guionista más que de un estudio) produce por año. Esto obviamente cuece la pregunta de cuántos de los que consiguen filmarse asustan por sus historias o adoptan un modelo de pseudorealismo que pueda hacer la idea más vendible.

Se empezó a adoptar la maldita mala costumbre de filmarlo todo como si fuera El Proyecto Blair Witch o Actividad Paranormal, como si el factor de realismo hiciera que le insuflara más horror. Está bien para esas dos películas, pero cuando todos empiezan a adoptar esa moda, muestra una inseguridad muy grande de parte de los realizadores de apostar a una historia y una narración más clásicas. Afortunadamente hay películas como The Babadook e It Follows que apelan a métodos antiguos pero que jamás serán obsoletos. Donde la manipulación del espectador es clave. Soy un acérrimo defensor de los derechos de los guionistas, pero el horror es uno de los escasísimos géneros donde la mano del director lo es todo. TODO.

Una cosa que debemos tener presente es que el género de terror es uno de los más económicos de producir, y otra cosa más importante que todos los grandes clásicos del horror de todos los tiempos, o al menos de los últimos 20 años, han salido de producciones independientes. Pesadilla fue una producción de New Line Cinema en una época donde solo se limitaban a distribuir y daban pequeños pasos hacia la realización sin saber donde iban a parar. Viernes 13 fue el delirio de un productor que quería copiar a Halloween y que se masifico cuando Paramount compró la película. Y ya que hablamos de Halloween, esta fue durante mucho tiempo la película independiente más redituable de la historia.

La misma historia está ofreciendo la solución al problema. El “realismo” no es la solución. La buena narración lo es. Historias sobre gente, perseguidas por un psicópata con un cuchillo, pero que siguen siendo sobre gente. Si se pierde de vista esto el terror quedará dividido para siempre entre películas que pudieron haber sido filmadas con una cámara de seguridad y aquellas que muestran la manera más grafica y creativa de matar a alguien. Pero tendrán en común una sola cosa; no van a asustar a nadie. Y si eso pasa, la pregunta “¿ El horror ha muerto ?” se volverá una confirmación.