El recuerdo de Marnie, una historia diferente a las que nos tiene acostumbrados el aclamado Studio Ghibli,. Una protagonista llena de sentimientos que destacará aún sobre la impresionante animación. 

Cuando Anna conoció a Marnie

En el 2014 estrenó en Japón Omoide No Marnie ( 思い出のマーニー Omoide no Mānī) cuya traducción literal del japonés es El recuerdo de Marnie, a su vez se tradujo en USA como When Marnie Was There.

Esta película fue dirigida por Hiromasa Yonebayashi (cuya primera pieza fue Arriety), un director en sus primeros pasos como representante del Studio Ghibli. La historia cambia un poco lo que estamos acostumbrados a recibir por parte de los padrinos de Totoro; sin embargo, durante toda la película puede identificarse con facilidad que pertenece a Ghibli. 

El recuerdo de Marnie

En un primer momento, si bien se trata de una protagonista femenina, cosa que ocurre en la mayoría de los films de Ghibli, hablamos de una niña que va al colegio, y tiene 12 años. Dista bastante de Kiki o Sophie, las protagonistas de Kiki: Entregas a Domicilio o El Castillo de Howl. Sumergidos en la cotidianidad de la vida de Anna, la protagonista de este film, es curioso pensar que fuera a ocurrir algo mágico como le ha pasado a sus colegas de estudio ya mencionadas.

Es en la forma en la que se suceden estos acontecimientos fantásticos cuya introducción podríamos llamar “dulce”, la que nos hace sentir que nos encontramos ante una pieza de lo más increíble, que no decepciona ni desentona con sus antecesoras.

Anna tiene 12 años y sufre de asma; en la plena pubertad presenta ciertas inseguridades propias de la edad y de su historia, que harán que su relación con el entorno no sea de lo más cordial. Su madre (a la que ella llama “tía”, debido a la falta de vínculo sanguíneo) le propone que vaya a pasar un tiempo con sus tíos en el campo, ya que el aire puro le hará bien a la salud. Los tíos de la familia son adorables y pronto acogen a la pequeña Anna con una serenidad y empatía más parecida a la que tendrían unos abuelos. Anna, que siempre se ha sentido un sapo de otro pozo, comienza a ambientarse al lugar.

Pronto, y en su afán de dibujar, se encuentra con una casa al final de los médanos: la mansión Marsh. Allí conocerá a Marnie, quién la hará reflexionar, reír y llorar al mismo tiempo.

El recuerdo de Marnie

El constante pasaje del mundo de los sueños y la vigilia, recuerdos anudados y reprimidos, son solo partes de esta historia que condimentarán el misterio de la pequeña Marnie y su casa; dos tiempos distintos y los sentimientos de una niña de 12 años que recordarán la adolescencia de cada uno.

Si bien la historia no es original de Ghibli (se basa en la novela del mismo nombre en inglés de Joan Robinson), es destacable cómo más allá de lo mágico y fantástico que se encuentra en la pieza, podemos realzar la capacidad para ponernos en la piel de una pre adolescente. La manera en la que se explican sus dolencias, las inseguridades y los intentos fallidos por arrastrarla a ser “como los demás” describe asertiva y suavemente la manera en la que se transita por esa etapa, y la forma que tenemos de superar dichos conflictos. Tratando temas como la soledad, los problemas en el entorno y la familia de una manera como solo Ghibli sabe hacerlo.

La animación en esta película es maravillosa, permitiendo sentir que estamos ante piezas de arte en cada escenario presentado. La mansión, la habitación de Anna en el campo, las caminatas por el bosque y demás presentan un manejo del dibujo increíble. Los tonos utilizados parecerán realmente hojas iluminadas por rayos de sol.

Con un climax interesante, un final agridulce que destapa los misterios, la intriga y las sospechas que manejamos a lo largo de la película, sin dudas es una historia para no perderse.

En conclusión, El Recuerdo de Marnie es la película que necesitaba Ghibli para remontar tras la partida de Miyazaki. Una trama llena de misterios, sentimientos y reflexiones, con el tiempo justo y sin aburrir al espectador. Atrae tanto a los niños de su edad como a los adultos que quieran pasar un rato ameno.