5 buenas series que no ve nadie

Series que no ve nadie o -para ser más justos- son muy pocos quienes se han rendido ante sus encantos. No estamos hablando de audiencias sino de repercusión: mientras algunas producciones acaparan la totalidad de la atención de público y medios, casi a niveles desesperantes (Stranger Things, a vos te hablo), encontrar gente que hable de estas series es tan difícil como obtener una respuesta cuando las mencionás en alguna red social o en la propia vida diaria.

No son perfectas, no son masivas, no ganan premios, pero son mejores que decenas y decenas de series que están ahí en boca de todos a fuerza de golpes publicitarios. Se las están perdiendo.

Series que no ve nadie

Kingdom

Fue la primera serie original de DirecTV y con esa marca ya le bastaría para asegurarse cientos de textos sobre ella. Otro de los fuertes para su popularidad podría estar dado por el furor con la WWE: Kingdom se centra el mundo de las artes marciales mixtas (MMA) que, si bien no son lo mismo, guardan un gran parecido con la lucha libre. Pero tampoco.

Tiene en su elenco principal a dos nombres que también deberían asegurarle prensa: Frank Grillo es protagonista del show al tiempo que la rompe en pantalla grande con la saga del Capitán América y el inesperado éxito de la franquicia The Purge; lo secunda la estrella teen Nick Jonas que compartió aire con su labor en Scream Queens, y adivinen de cuál serie hablan todos y de cuál ni parecen haberse enterados que existía (en esta última, además, realiza su mejor trabajo).

Kingdom relata la existencia de una familia que vive por y para ese deporte. Los golpes son un modo de vida y con ellos exorcizan sus demonios internos. Drogas, sexo, desbordes, lazos familiares, el éxito y el ocaso: todo confluye en dos temporadas emitidas (la primera de 10 episodios, la segunda –en una jugada arriesgada por parte de la cadena- estirada a 20 divididos en dos tantas) y una tercera (y última) ya confirmada para 2017. Tiene sus fallas, sí, aunque las supera con un ritmo que no decae, un tratamiento visual alejado de las producciones clásicas, los personajes más autodestructivos de la pantalla chica y mucha testosterona. Véanla.

Casual

Comedia de Hulu que viene de la mano de uno de los grandes directores del cine por estos días, y ni eso la ayuda para colocarse en el radar. Dirán: debe ser porque es mala. Grave error: está más que bien.

Jason Reitman, director de Juno o Up in the Air, es el productor ejecutivo que además dirige 4 capítulos del show (los 2 primeros de cada una de las 2 temporadas emitidas al momento, se espera que ocurra lo mismo con el inicio de la ya confirmada temporada 3). La comedia coquetea con el drama al enfocarse en el temor que tienen los protagonistas a estar solos.

Casual sigue a Valerie y Alex, dos hermanos (interpretados por Michaela Watkins y Tommy Dewey) que en la adultez vuelven a convivir cuando la mujer se divorcia y se instala con su hija adolescente en casa de su soltero y desastroso hermanito. Allí, ella tratará de reinsertarse en el mundo de las citas gracias a una aplicación creada por Alex, un muchacho que va de cama en cama pero sin encontrar verdadera razón para entablar relación un poco más duradera que una sola noche.

Un estudio agridulce de las relaciones modernas, siguiendo a personajes en esa difícil tarea de encontrar el amor en tiempos donde las conexiones están a un click o mensaje directo de distancia.

Realiza una gran participación especial Frances Conroy (todos se refieren a su laburo en American Horror Story pero bien gracias si saben que está aquí también) como la complicada madre de los protagonistas. “Solo porque nadie te haya querido aún, no significa que nadie te pueda querer” le dice a su hijo, hundiéndolo emocionalmente con una sonrisa de piedra y definiendo el aire de la comedia. Una serie indie, diferente. Prueben con ella si les va el estilo Reitman.

The Carmichael Show

Saben lo que detesto las risas grabadas o las sitcom actuales con público en vivo tan propias de los años 90: salvo contadas excepciones, atrasan, tienen un tufillo a viejo que espanta. Estamos ante una de esas excepciones.

Me atrevo a decir que es de las mejores sitcoms en emisión (ya van 2 temporadas y una tercera en camino) de un humor tan ácido y políticamente incorrecto que merece mención. Protagonizada por el humorista (estrella del stand-up norteamericano) Jerrod Carmichael, creador del show junto a Nicholas Stoller (autor y director de, entre otras películas, Forgetting Sarah Marshall y las recientes Neighbors 1 y 2 que protagonizan Seth Rogen y Zac Efron).

Retrata la relación del joven con su alocada familia de color. No es arbitrario remarcar que son afroamericanos: la cuestión de raza es fundamental pues los define y les permite decir cosas que en boca “de blancos” horrorizaría a más de uno. Critican a Obama con la misma naturalidad que le pegan a Trump (algo que ya hablamos AQUÍ) o abordan la violencia racial. Siempre con humor gracias a unos personajes tan cínicos y apasionados en sus creencias y valores (“En esta familia no nos divorciamos, nos quedamos y sufrimos”) como queribles. Es digna heredera de míticas series como Seinfeld o Everybody Loves Raymond.

Horace and Pete

Uno de los grandes dramones de 2016, tan brillante como poco convencional. En su nueva creación tras Louie, el enorme Louis C.K se rodea de un elenco que es lisa y llanamente impresionante: Steve Buscemi, Edie Falco, Alan Alda, Jessica Lange, Rebecca Hall, entre otros.

A modo más teatral que televisivo, la acción se sitúa en un bar familiar que desde hace cien años es regenteado por un Horace y un Pete. Generación tras generación, un Horace y un Pete se hacen cargo del pub y lo mantienen a flote: C.K. y Buscemi son los hermanos que lo ocupan ahora. Entre sus historias personales y las de los ocasionales habitués del lugar, transcurre esta rareza que no respeta género ni formato (hay episodios que exceden la hora de duración, otros que apenas si llegan a 30 minutos).

Charlas, debates de todo tipo (la política es uno de los disparadores principales), situaciones aisladas, se mezclan con el crecimiento de los personajes mejor delineados de la televisión actual. Y digo televisión por encasillar, puesto que la serie es un experimento web de Louis C.K: la produjo de su propio bolsillo y la colocó online cobrando por cada visionado.

Es una sorpresa (grata en su mayoría) sentarse frente a cada nuevo capítulo pues no hay forma de saber qué vas a encontrar. Amarga, triste, melancólica, dura, profunda, pero fundamentalmente humana; así es Horace and Pete. Resulta inentendible no verla arrasar con las nominaciones al Emmy al menos en las categorías interpretativas (donde sí logro colarse el trabajo de Laurie Metcalf por su brutal actuación en el episodio 3). Es incomprensible no estén viendo este drama que -más allá de cualquier calificativo que pueda poner aquí para engrandecerlo- lo que hace es devolver la esperanza en la buena ficción cuando todo parece ser más de lo mismo.

Peaky Blinders

Una serie creada por Steven Knight (guionista de Promesas del Este, nominado al Oscar por Dirty Pretty Things), estelarizada por Cillian Murphy (Inception), Sam Neill y Helen McCrory (Penny Dreadful), sobre gangsters y producida por la BBC: no entiendo cómo no se están haciendo pis encima de la emoción ni saliendo corriendo a buscarla.

El clan Shelby dirige un local de apuestas en el Birmingham de los años ’20. Con violencia y sangre quieren expandirse pero se toparán con diferentes fuerzas que tratarán de impedírselo. Mafia, traiciones y ritmo vertiginoso, dotan a esta serie de una tremenda fuerza visual, la que es acentuada por la increíble banda sonora: en un drama de época, descoloca para bien escuchar modernos temas musicales a cargo de bandas que van de The White Stripes a Nick Cave. ¿Recuerdan la magistral Boardwalk Empire? Bueno, si a esa serie de HBO (que también pasó inadvertida para el gran público) la dirigiese Guy Ritchie, saldría algo semejante a Peaky Blinders.

Concreta, no pierde el tiempo en relleno y va al grano: el ascenso de los Shelby a lo largo de las temporadas (hay 3 emitidas, se la ha renovado por 2 más). Un crecimiento no exento de dolorosas pérdidas y sacrificios. Tiene baches, claro, aunque la complejidad de los personajes y el estilo tan marcadamente propio (lujo que no muchos shows pueden achacarse) logran saltearlos.

Un bonus: durante la segunda temporada se suma Tom Hardy con un papel, cómo decirlo… muy Tom Hardy. Participación que si cualquier serie norteamericana lograse concretar (en el mejor momento de la carrera del actor) nos metería una campaña publicitaria que veríamos hasta durmiendo. Aquí parece que nadie se enteró y ustedes siguen con sus vidas perdiendo el tiempo viendo series que no valen un peso.

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