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Kare Kano

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Anime Recomendado: Kare Kano

Porque Hideaki Anno no sólo puede escribir sobre robots gigantes y niños traumatizados, en esta ocasión revisaremos el clásico Kare Kano, anime de tipo cómico y romántico de los años 90 donde el autor de Evangelion ha tenido bastante que ver. Aquí los traumas se mudan a la escuela secundaria/universidad y son más moderados que otras obras del autor.

Cada uno con sus mambos

Pocas veces nos topamos con animes cuyo contenido nos implica un debate, y no del tipo ético sino una duda un poco más superficial: ¿Esto está muy bueno o es la cosa más bizarra y extraña que he visto en mi vida? Pues bien, Kare Kano está precisamente en ese limbo.

Es necesario destacar que el creador Tsuda ha dejado mucho en manos de Hideaki Anno, la curiosa e INTENSA mente detrás de Evangelion. Y eso no sólo puede verse en el tipo de dibujo noventoso que ostenta la serie, sino también en el mambo de cada uno de los personajes. La historia es la siguiente:

Yukino, de al comienzo 15 años intenta ser “perfecta” en todo, así tenga que pasarse todos los días de su vida ensayando poses en el espejo, estudiando hasta altas horas de la noche y hasta realizando ejercicio físico para sacar dieces en educación física. Todo esto queda  oculto detrás de la sonrisa y amabilidad que desprende en el colegio, hasta que se topa con Arima Soichirou, quién también posee cualidades sobresalientes en todas las áreas aunque, para rabia de Yukino, parece no esforzarse en ello. Toda la competencia se le va de las manos cuando Soichirou se le declara y ella lo rechaza, aunque por error deja ver su lado menos “agraciado” (es decir, vestida de entre casa a los gritos peleando con sus hermanas). Esto la pone en una situación de vulnerabilidad ante él que aprovechándose de ésta situación comienza a chantajearla revelando así, que él también tiene una identidad en cubierta.  Pronto, se verán envueltos en una historia de amor lejos de las apariencias y más centrada en las historias de cada uno, en función del pasado que han tenido.

Verano del ’96

Si bien el manga fue una idea original de Masami Tsuda a quién se le debe el verdadero crédito, puede verse en los pequeños detalles, como capítulos al borde de lo absurdo, capítulos realmente absurdos, y capítulos… de marionetas. Si, aunque sin caer tan bajo como Los Simpson con Katy Perry. Pero, más allá de los limes que pueda llegar a tener esta historia, es realmente destacable como ésta serie introduce tanto en su versión animada como en el manga temáticas de abandono, drogas y sexo en un drama escolar, sin caer en el gore o el Hentai. Además, es la forma en la que se cuentan dichas temáticas, desde una perspectiva mucho más profunda y con principal énfasis en las consecuencias que ésto trae a los personajes más adelante, que en lugar de tratarse de algo que sirva solo para “explicar” el comportamiento de un personaje. El pasado de Soichirou, la historia de sus padres, y demás, no sirve a modo de excusa para determinadas situaciones, sino que explica los pasos que comienza a dar para superarlo y cómo logra hacerlo con la ayuda de los vínculos más importantes que forma en su adolescencia.

La animación pese a estos giros extraños y la época esta bastante contando con  intercalados de imágenes reales de la ciudad de Tokio aunque con nostalgia considerando los casi 20 años que la separa de la ciudad actual. La cantidad de personajes secundarios es relevante, además de como cada uno tiene una mención especial en una determinada situación. Esto involucra no sólo a compañeros de clase sino que hasta se cuenta la historia de amor de los padres por ejemplo.

El único punto en contra que se le puede encontrar es que para disfrutar con plenitud de la serie y poder cerrar muchas ramas que se desprenden del anime es como sucede a menudo, necesario caer en el manga, cuya historia y dibujo están más que a la altura.

En Conclusión, Kare Kano aborda problemáticas adolescentes desde una mirada mucho más crítica y lejos de la causalidad simplista que otras series y hasta películas han hecho, subestimando a los mismos adolescentes. Posee una impronta particular que se traduce en la alternación entre escenas cómicas y dramáticas.

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