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Las influencias de Cyberpunk Edgerunners
El excelente animé distópico que tiene lugar en la futurista Night City aprovecha lo mejor de varios géneros. ¿Cuáles son las influencias de Cyberpunk Edgerunners?
Siguiendo la línea de adaptar una porción de un universo de videojuegos (como lo había hecho Arcane en 2021), Cyberpunk: Edgerunners explora el mundo creado para Cyberpunk 2077 (obra que, a su vez, se basa en el juego de rol de mesa, Cyberpunk).
Decir que Cyberpunk: Edgerunners es una adaptación del videojuego no sería realmente cierto. En realidad, es más una suerte de spin-off o historia paralela, como una misión secundaria que se desprende del argumento principal.
El animé -coproducido por Studio TRIGGER y CD Projekt RED- gira en torno a un niño de la calle llamado David Martínez que intenta sobrevivir en la peligrosa ciudad de Night City. Cuando le ocurre una tragedia familiar, decide convertirse en un “edgerunner” (una suerte de ladrón) y que le instalen un poderoso implante para realizar sus operaciones turbias.
La introducción a aquel inframundo de la ciudad lo lleva a unir fuerzas con un disparatado grupo de mercenarios, entre ellos Lucy, quien ve la ciudad como una prisión y sólo desea escapar a la Luna. La serie es cruda, violenta y se ve absolutamente increíble. Tiene un ritmo acelerado (no se pierde un minuto) y una banda fantástica para redondear un argumento más que sólido. Son 10 episodios independientes que estrenaron en Netflix el 13 de septiembre de 2022.
Las influencias de Cyberpunk Edgerunners
Cyberpunk: Edgerunners se nutre principalmente de dos grandes géneros. El primero, claramente, es el cyberpunk (o sea, está ahí, en el título). Se trata un género de ciencia ficción especulativa centrado en los efectos transformadores de la ciencia avanzada, la tecnología de la información, las computadoras y las redes (de ahí el término “cyber”) junto con una ruptura o cambio radical en el orden social (ergo, “punk”).
Las tramas se desarrollan en un futuro no muy distante. Las ciudades tienden a estar marcadas por el crimen, el nihilismo cultural y el mal clima (lluvia, oscuras, iluminación mediante luces de neón, etc). Son lugares donde todos sus habitantes abusan de la tecnología por el bien de beneficio y placer hedonista.
En este contexto, los protagonistas son antihéroes con conocimientos informáticos (a menudo hackers) o rebeldes. Son personajes criminales, marginados e inadaptados que recuerdan al detective privado de la novela negra.
Por otro lado, los principales villanos son casi inevitablemente estados policiales o conglomerados multinacionales dirigidos por poderosos hombres de negocios con una cantidad de hombres armados y políticos corruptos (o incluso una nación entera) a su disposición.
Philip K. Dick es un precursor notable del cyberpunk, y muchas adaptaciones de su trabajo encajan perfectamente en el género, siendo la más importante de ellas la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, que fue la inspiración para Blade Runner.
Sin embargo, se reconoce generalmente a William Gibson como el padre del género, si bien el término “cyberpunk” ya había aparecido unos años antes en un relato de 1980 de Bruce Bethke. Gibson amplió este concepto acuñando la palabra “ciberespacio” en su novela Neuromante (1984), la primera parte de una trilogía considerada como el prototipo del género.
Neuromante, de hecho, tiene muchísimos puntos en común con Cyberpunk: Edgerunners. Ambas ficciones cuentan con un humano con extensiones robóticas (Henry Dorsett Case en la novela, David Martínez en el animé) y pertenecen al bajo fondo distópico de una ciudad en ruinas.
En Neuromante, Case intentó robar dinero a sus jefes y, como castigo, le inyectan una micotoxina que inhibe sus habilidades para conectarse al ciberespacio (a “la matriz”) y que, potencialmente, podría matarlo. David Martínez también utiliza una toxina en su cuerpo que le brinda habilidades especiales y que lo pone cada vez más al límite.
Cyberpunk: Edgerunners y el body-horror
El segundo género del que se nutre este animé es el body-horror que popularizaron obras atemporales como Frankenstein (1818) de Mary Shelley –un ejemplo temprano del subgénero del terror corporal dentro de la escritura de ficción– y, por supuesto, La Metamorfosis de Kafka.
En el séptimo arte, el maestro indiscutido del body-horror (y también de una corriente conocida como “bio-punk”) es David Cronenberg, un director que este año estrenó la que para mí fue la mejor producción de 2022: Crimes of the Future.
Viendo Cyberpunk: Edgerunners es imposible no recordar al cine de Cronemberg, específicamente porque las modificaciones cibernéticas se tornan espeluznantes muy rápido. Es particularmente difícil de ver las primeras veces que nuestro carismático David modifica su cuerpo, en una operación donde ni siquiera se le administra anestesia mientras el médico abre su cuerpo para colocar los implantes.
El abuso de drogas y el interés por unir el cuerpo humano a la máquina son estampas dentro del body-horror y temas que siempre interesaron a este director canadiense. En Scanners, por ejemplo, un error farmacológico crea un extraño baby-boom de niños psíquicos espeluznantes y socialmente inadaptados.
Videodrome –quizás la mejor y más compleja de Cronenberg– nos muestra cómo las ideologías en guerra utilizan la tecnología de las comunicaciones para convertir a los espectadores en peones monstruosos.
Apropiadamente, Cyberpunk: Edgerunners trabaja la idea de los implantes corporales de manera similar a una adicción a las drogas. Se empieza poco a poco, pero eventualmente uno siente la necesidad de seguir agregando más y más, incluso si el cuerpo puede tolerarlo cada vez menos.
Los implantes terminan por destruir la mente y volver completamente desquiciado al portador (convirtiéndolo en un cyberpsycho, como el que vemos en el primer episodio). No ayuda la insistencia de David en que él es diferente de todos los demás, que puede manejarlo (bastante similar a lo que podría decir un adicto). Si bien es cierto que David tiene una tolerancia más alta de lo normal, eventualmente el implante comienza a jugarle una mala pasada y bueno… vean la serie, que está muy bien.
Recomendaciones similares a Cyberpunk: Edgerunners
Las influencias de Cyberpunk Edgerunners van mucho más allá de las novelas de William Gibson o el cine de David Cronenberg. Las primeras recomendaciones obvias provienen también del animé: tanto Akira como Ghost in the Shell son cyber-punk puro y duro.
Akira es una de las primeras películas de animación japonesa que llegó a Estados Unidos, popularizando el género en los años ´80. La acción tiene lugar en la Neo-Tokio de 2019, una reconstruída capital nipona que emerge –al igual que la Night City de Cyberpunk: Edgerunners– luego de una explosión durante la Tercera Guerra Mundial. En ella, un grupo de jóvenes motociclistas se ve involucrado en una serie de raros experimentos militares. Es una obra exquisita con hermosos momentos de terror corporal y una animación que se sostiene aún hoy.
La franquiciade Ghost in the Shell inició con una película imperdible de 1995 y luego tuvo algunas series y (olvidables) adaptaciones live-action. La película original sigue siendo la mejor exploración de temáticas cyberpunk dentro del universo otaku.
Podría agregar dentro de las recomendaciones obras como Serial Experiments Lain y Psycho-Pass, que también van mucho por ese lado.
En cuanto a ficción live-action, la serie Altered Carbon (especialmente su primera temporada) es un buen punto de partida, las dos películas de Blade Runner son de visión obligatoria para cualquier amante del género, y la trilogía original de Matrix aprovecha muchos de estos elementos.
No nos olvidemos tampoco de The Animatrix (2003), una fascinante exploración de la Matrix a través de nueve cortometrajes animados al estilo nipón, juntando a algunos de los estudios más selectos de aquella época.
Después de conocer las influencias de Cyberpunk Edgerunners, ¿qué otra ficción del género cyberpunk pueden recomendar?
