RECAP: Hannibal 3×02, sangre y perdón

Hannibal 3×02 sigue en línea con la decisión tomada por Bryan Fuller de mostrarnos a cuentagotas cuál fue el destino de los involucrados en el baño de sangre con que terminó la segunda temporada (una de los mejores episodios de 2014, ya lo analizamos aquí). Sabremos qué paso con Will y Abigail, al tiempo de arrancar la persecución en Europa para dar caza a ese Demonio o Dios siniestro que moldea cuerpos humanos para mostrar su corazón herido.

Hannibal 3×02: Primavera

Suponemos que ya viste el capítulo, si no lo hiciste ¿Qué hacés acá?

Si el 1º capítulo de la 3º temporada funcionó como una especie de piloto para una nueva serie protagonizada por Mads Mikkelsen y Gillian Anderson relatando la vida que han comenzado Hannibal y Bedelia en Europa, en Primavera encontramos otro renacer: el de Will Graham (Hugh Dancy) tras ese puñal clavado en el estómago.

El episodio comienza recuperando (largamente) aquella masacre en casa del Dr. Lecter y, de entre un metafórico mar de sangre, resurge Will despertando del coma y recibiendo la visita de Abigail (Kacey Rohl) que parece haber sobrevivido gracias a ese preciso corte quirúrgico que supuestamente hizo Lecter para dejarlos con vida. Nos lo creemos por unos momentos, pero en una serie que juega con lo que pasa en la cabeza de sus oscuros seres nada debe ser tomado tan a la ligera y –pese a esa descolocadora mirada entre Abigail y un cura- tenemos muy presentes las mil repeticiones que siempre nos atrapan en el cable de Sexto Sentido.

Así y todo, aceptamos haya sobrevivido pues algo que Hannibal (el show, no el personaje) ha logrado es tenernos comiendo de su mano, aceptando ciertas inverosimilitudes al formar todo parte de algo mayor, macabro, que camina peligrosamente entre la línea de lo que es real y lo que no.

Will está vivo porque Hannibal quiso que así sea. El asesino en serie, el Destripador de Chesapeake, Il Mostro, o cuanta faceta brutal esconda, necesita que lo persiga, es parte de su diseño.

Abigail le recuerda a Will que podría haberse detenido en sus mentiras para con Hannibal. Que podría haber vuelto atrás cuando le dio la oportunidad, y no lo hizo. Hay mucho de culpa en esa relación enfermiza entre los dos hombres y ese diálogo, que pronto sabremos está solo en su cabeza al haber muerto la joven (es la primera, ¿y única? víctima confirmada), nos llevará a la frase final.

Hannibal… te perdono.

Will rompió esa familia que Hannibal había creado para los 3 y es momento de cerrar el círculo, de escapar finalmente de las garras del diablo (¿o de entregarse a él definitivamente?). El investigador hurgará en sus recuerdos para entrar en el palacio mental del asesino y buscar las pistas que el propio Hannibal le ha dejado: lo espera en el vestíbulo, en la Capilla Norman de Palermo, Italia.

Pasan 8 meses y comienza la persecución/búsqueda. Will, en Florencia, llega a la capilla junto a Abigail para encontrarse con la muerte de Anthony Dimmond (Tom Wisdom). Hace allí presencia el inspector italiano Rinaldo Pazzi (Fortunato Cerlino, protagonista de ese serión llamado Gomorra que les recomendamos aquí) quien desde hace unos 20 años busca a Hannibal, Il Mostro, por sus asesinatos de juventud que jamás pudo probar. No cesará hasta atraparlo aunque se acaba de comprar todos los números para convertirse en un cadaver más.

En esa Iglesia está Hannibal acechando, observando como Will va a recoger el regalo que le ha dejado y se nos plantean varias dudas respecto al futuro de Graham: ¿cederá finalmente al lado oscuro? ¿La atracción mortal entre los dos hombres prevalecerá? Señales varias nos han dado: la visión casi de deidad para con Hannibal, ese paso atrás hacia las sombras cuando Pazzi expresa deseos de venganza, las palabras de Will con Abigail Will.

-Todo lo que puede suceder, sucede
– Si todo lo que puede ocurrir, ocurre, entonces nunca puedes equivocarte. Sólo estás haciendo lo que debes hacer

La figura del Wendigo (ese ciervo que ronda la serie y que simboliza la relación entre Will y Hannibal) murió en el final de la 2º temporada cuando la amistad finalmente termina. Pero ahora renace y vuelve en una de las escenas más retorcidas de la televisión: saliendo desde ese corazón de carne dejado en la Iglesia. La historia de amor/odio más enferma no está ni cerca de haber finalizado.

Pareciera ser que el show está llevando los simbolismos y alegorías a un escalón superior, superándose visualmente en esas aterradoras imágenes oníricas salidas de una mente perturbada. Fantástica la puesta en escena, el tratamiento sonoro, la fotografía impecable, los efectos especiales. Otra vez el episodio corre por cuenta del gran Vincenzo Natali quien logra obnubilar e hipnotizar mientras el ritmo de la trama es extremadamente lento. No resulta extraño al ver este episodio el total desprecio del rating y el público (lean la audiencia episodio a episodio aquí) que vuelve a poner el show en un cuerda demasiado endeble. Otra vez los fans de Hannibal estamos condenados a sufrir.

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