29MDQFest – REVIEW: Santiago Violenta

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Santiago Violenta es ni mas ni menos que una oda de amor a Tarantino, a las películas italianas de mafia de los 70s, a las amistades de recreos, a la aventura, a la pasión de hacer cine y al amor por amor al cine. Imposible no amar a Santiago Violenta.

Santiago Amorosa

Santiago Violenta arranca con un corto en el cual el personaje principal, Broco, filma con amigos. Lleno de aluciones a Tarantino, Scorsese y al género policial italiano de los 70s. Todo mezclado con amor, mucho amateurismo y actores inexpertos. Todo esto es frente a un adusto y serio comité de cine Chileno, que pulveriza las ilusiones de Broco, en una escena casi calcada de la desazón de Marty en Volver al Futuro tras fallar con su banda.

Aquí arranca la película en cuestión. Siguiendo a Broco, Mauro y Noel, amigos cada uno con sus desventuras, desdichas, miserias y virtudes. Pero será Broco, quien con su eterna alma aventurera de querer hacer a toda costa su película, llevará por los lugares más locos de Santiago a sus amigos.

Tras salir una noche literalmente doblados de un boliche, serán testigos de un robo a la Tía Marylin, dueña de varios antros de Santiago, y al mismo tiempo, una especie de capo mafia. Al ver como las ladronas (si, mujeres) descartaban un bolso, deciden ir por él bolso para ver que contenía. De más está decir, que terminaran enredándose en una intriga mafiosa, que puede llegar a costarles la vida, o incluso aun más: su película.

Rezale a Tarantino

Espinoza, no se queda en el homenaje, o el homenaje auto consciente. Va mas allá, va directamente a la referencia directa, a la fuente. Ama a Tarantino y se hace cargo, lo dice en voz alta y con orgullo, por medio de la garganta de Broco. Y esto es genial. Este mix de géneros, llevado adelante por los homenajes, copias, e incluso momentos realmente BRILLANTES, (imperdible plano secuencia de 13 minutos que nada tiene que envidiarle a cualquier plano secuencia de Hollywood), llevan adelante una historia contada con tanto, pero tanto amor, que podrán ver de fondo a Ezpinoza, arrancándose el corazón del pecho y ofreciéndonoslo con mucho olor a pólvora.

Quizás peque de ciertas cosas, que a la altura de los acontecimientos sean pequeñeces, porque las actuaciones son realmente muy solidas, en especial Nicolás Saavedra, quien compone a Noel, y tiene las escenas más jugadas a nivel emocional. La película es muy física, y contiene una estética que es imposible no adorar si sos fanático del género. Es imposible no amar Santiago Violenta, es más, pienso que habría que hacer una campaña para que el mismo Quentin vea esta película.

Conclusión

Tiros, tiros y más tiros, lineas cursis, amistad entrañable y amor, amor y más amor por el cine, es con lo que se van a encontrar cuando se sienten a ver Santiago Violenta. Ernesto Díaz Espinoza compone este homenaje indudable a géneros y películas que lo marcaron como cineasta. Se nota una mano dirigiendo atrás, que sabe lo que quiere mostrar y que no duda en absoluto en que hacer para conseguirlo. Una película que compensa sus pocas falencias con un inmenso amor por el género y por lo que se está haciendo. Y si bien por momentos, los porteños como yo se pierden algunos comentarios bien de Santiago, para nada impide disfrutar de esta obra como un todo. Una cinta adictiva, que invita a pensar en nuestras amistades, en nuestros gustos cinéfilos, y por que no en salir corriendo, agarrar una cámara y ponerse a filmar. Vean Santiago Violenta cuanto antes, si no lo hacen, serán culpables de pecado mortal, y San Tarantino los enviara al infierno. Están Avisados.