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Críticas

El Misterio de Soho (REVIEW)

Un crimen en el pasado se filtra en sueños del presente.

El Misterio de Soho y la estilización superficial. Crítica a Continuación.

Criada por su abuela en un pueblo rural, Eloise (Thomasin McKenzie) tiene su propia versión del mundo donde habitar donde los 60s no terminaron y su creatividad puede volar.

Sueña con ser diseñadora de indumentaria y tiene un talento que lleva tiempo alimentando de forma autodidacta, pero sabe que si quiere realmente dedicarse a eso necesita estudiar en Londres, un lugar que intimida a cualquiera que se acerque desde un entorno mucho más relajado como el suyo.

Desde el primer día en la residencia para estudiantes y en la escuela, confirma las advertencias recibidas antes de partir del hogar: en Soho la gente es mucho menos bien intencionada y más hostil de lo que está acostumbrada hasta entonces. 

También se cumple el otro temor de su abuela y el bombardeo de estímulos de la gran ciudad despiertan el otro talento de Eloise, que en las afueras logra mantener controlado; desde la primera noche en su nueva habitación comienza a tener vívidos sueños sobre Sandie (Anya Taylor-Joy), una aspirante a cantante que a finales de los 60s se instaló en esa misma habitación para cumplir su sueño. 

Así Eloise comienza una doble vida, viviendo la propia de día y experimentando la de Sadie por las noches, quien con el pasar de los días comienza a filtrarse en su vigilia y a tomar un camino mucho más trágico de lo que prometía.

El Misterio de Soho y el giro extra

Cada vez más alejado de la comedia que lo puso en nuestro radar, Edgar Wright ofrece en El Misterio de Soho (Last Night in Soho) un thriller sobrenatural y muy estilizado donde si aún sobrevive alguno de los sellos de su característico estilo, lo hace de forma bastante disimulada y transformada.

Con un diseño visual muy elaborado y una banda de sonido casi hipnótica que transporta dentro del clima que propone la película, El Misterio de Soho es de esos casos donde la forma atrae mucho más que el contenido. A lo largo de toda la primera parte, lo visual es una herramienta narrativa potente que no solo acompaña o pone en contexto lo que cuentan los personajes sino que ofrece información importante y complementaria. Cuenta, sin caer en sobrexplicaciones, quién y cómo es Eloise; cuenta lo que comparte con el mundo y el secreto que guarda en la intimidad. Vive con naturalidad su mediumnidad, no es algo que la asuste particularmente y por eso transita con entusiasmo sus primeras noches compartidas con Sandi, expresadas magistralmente también desde la imagen y sin necesidad de decir nada con palabras.

La reconstrucción de época, los juegos de reflejos y los movimientos de cámara con los que El Misterio de Soho muestra los primeros sueños con Sandi son de una proeza técnica impactante. Con muy poco diálogo cuenta al mismo tiempo la historia de Sandi, la experiencia de Eloise y la generación del vínculo entre ellas sin que las actrices siquiera necesiten dirigirse la palabra. Eloise no es una simple espectadora de una historia ajena, vive algo que la afecta profundamente y no necesita decirlo para que esa idea atraviese la pantalla.

Problemas en Soho

Los problemas para El Misterio de Soho emergen cuando termina de presentar a sus personajes y situaciones, cuando debe avanzar y hacer algo con ellos. Podría dejarse pasar que cuando pretende asustar caiga en tantos lugares comunes o abuse de los sobresaltos, porque al menos lo hace bien y con algo de personalidad propia. Bastante más difícil de dejar pasar es que espere nuestra empatía por los personajes aunque no haga nada por generarla, sintiendo la obligación de agregar giros que lejos de volver más interesante a la historia de El Misterio de Soho, la debilitan y le dan inconsistencia.

Hay un crimen y un misterio, y lógicamente no existe una única forma de resolverlos. Pero el problema con El Misterio de Soho es que más allá de eso no parece tener claro dónde se está parando para contar lo que cuenta, dejando la sensación de estar diciendo algo que no quiere decir. Al villano o al héroe de una historia lo determina el punto de vista y esperamos que se sienta honesto con la perspectiva de la película; cuando las palabras dicen una cosa pero las imágenes las contradicen, hay un conflicto difícil de subsanar: es justo algo donde El Misterio de Soho se enreda con sus propios pies, casi como si el director sintiera una cosa pero necesita enmascararlo para que parezca otra a primera vista, que parezca una crítica algo que en el fondo no le parece tan grave pues, en el fondo, la historia le es ajena.

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El Misterio de Soho (REVIEW)
Conclusión
El Misterio de Soho entra por los ojos, pero empieza a patinar cuando se rasca la pintura y se revisa el contenido
Nota de lectores2 Votos
73
70
Total
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