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Alta Peli

Críticas

Husek (REVIEW)

Crítica realizada durante el 36° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

Husek, la buena voluntad y la discusión del progreso.

Lejos de su ciudad, la arquitecta Ana (Verónica Gerez) se interna en el caluroso Chaco con una carpeta de planos y dibujos que representan el nuevo barrio que el gobierno pretende construir en la zona para reubicar a una comunidad wichi. Poco sabe ella de la historia previa de ese proyecto y de la poca voluntad que tiene la comunidad de participar en una iniciativa que les es completamente ajena.

Poster Husek - Crítica

Como Leonel (Leonel Gutiérrez) pasó un tiempo en la ciudad estudiando, la comunidad lo designa para acompañarla y servirle de guía en su relevamiento del terreno, donde no mucho antes hubo un enfrentamiento entre la comunidad y los trabajadores enviados a desmontarlo; otro detalle de la historia que los jefes de Ana omitieron relatarle cuando la enviaron.

En el recorrido que hacen juntos se genera confianza y, con la nueva información que recibe de primera mano, Ana comienza a convencerse de que más allá de sus buenas intenciones el proyecto es fallido desde su origen, porque la gente a la que está destinado no tiene interés por habitarlo. Sin embargo, poco importa eso para otra gente implicada en la construcción del barrio, que por intereses propios ya tomó la decisión de seguir adelante sin importar los deseos de la comunidad que se supone están ayudando.

Husek y la bondad ignorante

En su segundo largometraje como directora, Daniela Seggiaro (Nosilatiaj. La Belleza y guionista de Magalí) retoma su interés por las culturas ancestrales que habitan su región y sus conflictos con la modernidad criolla, que incluso cuando opera con buenas intenciones lo hace desde una posición alejada de la realidad. 

Con una línea entre ficción y documental borroneada, Husek se limita simplemente a atestiguar gran parte de lo que cuenta y deja que sea la propia gente implicada la que narre su historia a Ana. Funciona como contraste mostrando a su vez retazos de su vida de clase media en la ciudad, con sus propios conflictos diarios que poco tienen que ver con la cotidianidad wichi que creía entender al comenzar con el proyecto.

La historia de Husek es muy simple y casi no tiene desarrollo, pero no es un problema porque la ficción no es más una excusa para mostrar una realidad, algo que hace usando un tono naturalista y austero que no distrae de lo que considera realmente importante.

Husek muestra algunos aspectos de la cultura wichi y los contrasta con otros de la criolla dominante, a veces para ponerlos como conflictos antagónicos y otras simplemente para marcar las distancias que hay entre las prioridades y problemas de cada una.

Uno de sus mayores aciertos es el punto de vista desde donde se para para hacerlo, con una mirada bastante respetuosa y humilde que no pretende narrar en primera persona una historia que es ajena. Ana escucha, quiere aprender y ayudar con más buena voluntad que recursos; pero Husek no deja de remarcar que ella tiene sus propios conflictos atados a su cultura y su modo de vida, ambas muy diferentes al de la comunidad wichi que visita y prejuzga antes de conocerla, frente a la cual goza de algunas situaciones de privilegio de las que nunca había tomado consciencia. 

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husek
Husek (REVIEW)
Conclusión
Con bastante honestidad, Husek muestra y critica una realidad sin olvidarse desde qué lado la está contando.
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