REVIEW: Días Extraños

Crítica realizada durante el BAFICI [17].

Un particular retrato de personajes.

La decadencia de una pareja siempre fue un material mas que atractivo para el drama. Ni que hablar para aquel que necesita de bajos presupuestos. Días Extraños es una de esas propuestas que aunque alejadas de una estructura clásica tradicional, no prescinde de algo tan necesario como es el conflicto en una historia.

Extranjeros

Luna y Juan son dos colombianos que viven en Buenos Aires. Su relación oscila entre los gestos más tiernos y la violencia más extrema. La película es una crónica de cómo al caer en una rutina, tomaran caminos impensados para volver a despertar ese amor, corriendo el riesgo de que, sin darse cuenta siquiera, acaben por destruirlo.

El guión de Días Extraños posee una estructura atípica, y cuando digo atípica es que uno la entiende cuando la película termina. Pero ya sea en el presente o el recuerdo de su visionado, nadie puede negar que esta película es un complejo intercambio de actitudes entre personajes. Siempre hay conflicto, siempre hay un deseo de hacer reaccionar al otro y eso basta y sobra para que el espectador se mantenga interesado.

Precisión y visceralidad

Por el costado técnico la película despliega una decente fotografía en blanco y negro, con composiciones de cuadro muy pensadas y cuidadas. Estas obviamente cobran sentido con un montaje inteligente, que sabe cuándo se debe cortar a otro plano y cuando el plano máster debe fluir hasta el final sin interrupciones. También como un todo, cabe destacar que el montaje sabe cuando darle el tiempo justo y necesario a cada escena.

Por el costado actoral, los dos protagonistas de la película se llevan al hombro la película y componen creíblemente a esta pareja tanto en sus momentos oscuros como luminosos. No es excepcional, pero es un laburo lo suficientemente logrado para llevar la película a buen puerto.

Conclusión

Atípica en su estructura, pero intensa en su dramatismo, Días Extraños es una narración que fluye apoyada con suficiente decencia en los rubros técnicos y actorales. Es un trabajo de dirección modesto, pero sólido. No es uno de esos trabajos que pasan a la historia, pero que le dejaran claro al mundo que estamos ante un director capaz y con un claro entendimiento del lenguaje cinematográfico. Lo suficiente para que deseemos ver que puede hacer con presupuestos mayores.