REVIEW: Je me tue á le dire

Crítica realizada durante el BAFICI [18]

Una comedia negra con un gran sentido del grotesco.

La relación entre una madre y su hijo puede llegar a ser tan profunda y absorbente, que puede llegar a adquirir ribetes psicosomáticos. Es esta la cuestión que se revuelve en Je me tue á le dire, un título valiente sobre un tema delicado; una valentía radicada en elegir, con sabiduría tanto en pensamiento como en procedimiento, de tratar la muerte, y las obsesiones que rodean a la misma, con algo de humor.

Madre Mía

Michel es un caballero que trabaja en una tienda de electrodomésticos mientras intenta hacer despegar su carrera como actor. Paralelamente, a su madre le diagnostican cáncer de seno, y a partir de dicho diagnóstico, Michel comienza a volverse paranoico creyendo que él padece el mismo mal. Esto irónicamente lo acerca cada vez más a su madre y lo aleja cada vez más de su novia.

El guion de la película es bastante sólido y con sendos momentos que te sacan carcajadas. La película tiene sendas oportunidades de trabajar tanto el humor negro como el grotesco, y las aprovecha todas valiéndose de un gran sentido del timing.

Por el costado técnico, la película posee una eficiente fotografía, con cuidadas composiciones de cuadro en blanco y negro, yuxtapuestas por un montaje prolijo y preciso. Por el costado actoral, la película descansa enormemente en el talento humorístico y levemente trágico de sus protagonistas, Jean-Jacques Rausin y Myriam Boyer, aunque el primero sostiene una gran parte del dinamismo de la película.

Conclusión

Je me tue á le dire es una historia pequeña sobre las relaciones humanas, sobre el miedo a la muerte, y como esta irónicamente puede unirnos tanto como alejarnos. Una comedia negra, inteligente, profunda y con un gran sentido del grotesco que dejara tocado a más de uno.

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