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RECAP: Better Call Saul 1×03, distanciándose de Breaking Bad
Better Call Saul 1×03 o cómo la precuela de Breaking Bad se encamina directamente a buscarse un nombre propio luego de dos brillantes capítulos haciéndole honor a su serie madre.
Better Call Saul 1×03: Nacho
Suponemos que ya viste el capítulo, si no lo hiciste ¿Qué hacés acá?Si consideramos a este nuevo show una especie flashback de la épica transformación de Walter White en Heisenberg, podemos decir que Nacho arranca con el flashback del flashback. Hubo un tiempo atrás no especificado en que Jimmy McGill (coming soon Saul Goodman) conoció el sucio lado criminal pero desde la vereda opuesta a su actual labor de abogado: estuvo preso por un delito que podría catalogarlo como delincuente sexual. Pidiéndole prestada la peluca a Oliver Queen (Stephen Amell) en los flashbacks de Arrow, Jimmy/Saul ruega a su hermano mayor y abogado exitoso Chuck que lo saque de allí. Mas que rogar se lo implora al borde de las lágrimas y ahí mismo, en una escena pequeña a modo de teaser, encontramos el germen de esa relación fraternal y agradecida en que Jimmy cuida a Chuck ya “alérgico” a celulares y ondas electromagnéticas.
Pero Nacho se centrará en esa figura que va a marcar la evolución del protagonista: ya conocimos al personaje de Michael Mando en Mijo (RECAP del 1×02 acá) y ahora, si bien le da nombre al capítulo, apenas lo vemos unos minutos pero su sombra está presente y ese miedo que generó es quien hará accionar a Jimmy para hacer todo lo que hace.
Una llamada nocturna de Jimmy a Kim (Rhea Seehorn), esa abogada cuya relación con el hombre nos van develando muy lentamente, va a mover el resto del capítulo. Jimmy sabe que algo malo va a pasarles a esos estafadores con cara de familia normal y agradable, los Kettelman, y no quiere sentirse responsable. El los metió en lo que se les viene y –recordemos- en esta parte de la vida del abogado –cuando todavía no es Saul- sus remordimientos y esencia de buena persona (con métodos de laburo poco sanos, que una cosa no quita la otra) hacen que en sus ansias de hacer lo correcto actúe involucrándose personalmente en la acción. Una llamada posterior a los Kettelman avisándoles que van por su dinero hará que, cuando la familia desaparece misteriosamente, Nacho termine en prisión y Jimmy tenga que defenderlo poniendo en riesgo su propia vida si las cosas salen mal para el traficante.
No soy un héroe
Sin saberlo, bebiendo agua de pepino en ese antro que tiene por hogar, Jimmy inició una rueda de acontecimientos que van a ir relacionados uno con otro, como si de uno de los mejores episodios de Breaking Bad se tratase. Porque Vince Gilligan nos enseñó en su galardonada serie que nada de lo que pasa, por más banal que sea, puede estar en pantalla si no va a producir un efecto inmediato en escenas siguientes. Better Call Saul aprendió de allí y está usando la receta a la perfección.
Jimmy, en aprietos, saca a relucir todo su talento y ve lo que otros no pueden en torno al “secuestro”. Nadie le cree obviamente (¿quién le creería a tremendo zapallo?) pero su teoría de que la familia se auto-secuestró no parece tan descabellada incluso para Mike (Jonathan Banks) que tiene su primera gran participación más allá de la cabina de peaje en la que juega un genial duelo cómico con Bob Odenkirk. Cuando vimos a Mike en Breaking Bad sabíamos que tenía relaciones no santas con Gus Fring y Saul Goodman, pero no supimos de dónde venía ese vínculo: acabamos de presenciar su inicio.
Jimmy, de la nada, pasó a ser defensor de una pandilla criminal y va a resolver el caso que era exactamente como él pensó: la familia huyó con el dinero y los encontró. Maravilloso Odenkirk al grito de “Aquí está Johnny” al entrar de improviso en la carpa emulando a Jack Nicholson en El Resplandor. Hay que decirlo: Bob está realizando un trabajo impecable con un personaje que conoce como la palma de su mano y al que, a su vez, no deja de seguir descubriéndole facetas todo el tiempo.
En conclusión, ya podemos hablar sin dudas de que este spin-off funciona por todos los rincones (y no entra gracias al cielo entre estos peores spin-off de series). Si, es un tercer capítulo recién como para aventurar semejante afirmación, pero a diferencia de otras series se nota un rumbo, unas intenciones claras, hay ideas, saben lo que están construyendo y van a ritmo firme, tanto que lo que vimos ha ido en constante ascenso, mejorando capítulo a capítulo.
Se agradece eternamente no hayan recurrido –por ahora- a capítulos procedimentales cuando al ser una serie “de abogados” la idea tienta por simplista y efectiva, pero usando la fórmula del show del que parten (hombre bueno va a pasar al lado oscuro y cada vez que su conciencia duda de ese camino genera más repercusiones en los que lo rodean) han logrado 3 episodios sólidos que velozmente llevan a Better Call Saul a un punto en que busca su independencia, su ser ella misma elaborando conflictos y tono propios y que sólo dan ganas de darle play urgente a otro capítulo (y esta vez hasta Netflix nos hace esperar una semana para que disfrutemos a Saul muy de a poco)
