RECAP Fear The Walking Dead 2×01: ¿locura o aburrimiento en alta mar?

Concluida la sexta temporada de ese tanque llamado The Walking Dead, la necesidad de ver zombies sigue intacta. Queremos más. Y para saciar ello no hubo que esperar mucho pues ya tenemos Fear The Walking Dead 2×01, continuación del spin-off que se sumerge en los inicios mismos del virus zombie, en aquel instante donde el mundo y la humanidad cambiaron para siempre. Eso de sumergirse pasa a ser literal en este nuevo año, pues la serie se traslada a la costa instalando una pregunta que siempre nos hicimos (sí, somos de preguntarnos cosas extrañas) ¿los zombies nadan?

Fear The Walking Dead 2×01: Monster

Obviamente ¡Spoilers!

Hacia el final de la primera temporada, los sobrevivientes interpretados por Kim Dickens, Cliff Curtis, Frank Dillane, Lorenzo Henrie, Rubén Blades y Alycia Debnam-Carey llegaron a la mansión de Victor Strand (Colman Domingo). Allí conocen a Abigail, un yate que les dará la posibilidad de sobrevivir alejándose de esas tierras infectadas donde permanecer con vida es cada segundo más complicado.

La serie trató de diferenciarse de su “madre” en un aspecto clave: poner en escena muchos caminantes. Sabido es que The Walking Dead fue virando tanto a lo largo de su recorrido que los putrefactos pasaron a ser un mero relleno y el gran peligro al que se enfrentan Rick Grimmes y los suyos ya no son los muertos sino los vivos. Cuándo se anunció que la nueva etapa de Fear se mudaría hacia el mar, quedó la duda de si iban por el mismo camino: menos walkers, más humanos amenazando a los protagonistas.

Lo visto en Fear The Walking Dead 2×01 deja la sensación que la respuesta es SI. El conflicto presentado con el elenco instalado plácidamente sobre Abigail (observando el mundo arder a lo lejos) se asemeja bastante a los peligros de The Walking Dead, aunque nuevamente logran distanciarse con el punto de vista adoptado: nosotros sabemos luego de tantos años de Gobernadores, Wolves y Negans que no se puede confiar en nadie; los personajes aun no lo saben. Allí surge la tensión pues el simple acto de Alicia hablando por radio con un extraño hace sonar nuestras alarmas: está cometiendo un error, lo sentimos, esa voz detrás del micrófono va a venir a quitarles lo suyo. Como también es inevitable la sensación de que Strand, tarde o temprano, va a hacer algo perjudicando al resto; no queremos ser desconfiados pero tenemos mucha serie encima.

Es demasiado pronto para que los involucrados entiendan que esa calma encontrada es tan falsa como momentánea. Estamos seguros que todo se va a ir al diablo en cuestión de minutos. Eso es lo más destacable de la serie como lo fue en la primera temporada que el espectador conozca detalles claves desconocidos por los personajes (que los zombies solo mueren destruyéndoles la cabeza, por ejemplo).

La infección recién ha comenzado por lo tanto hay millones de víctimas. Los zombies hacen acto de presencia: aparecen al inicio del capítulo cuando empujan al grupo hacia la playa y al final cuando Abigail se topa con los restos a la deriva de otro barco.  En medio de ello, un intento (tal vez excesivo) de mostrar crisis personales y pintar unos seres que el año anterior en 6 capítulos no terminaron de quedar del todo bien construidos. Como The Walking Dead, Fear necesita si o si que sus personajes nos importen para que verlos sufrir impacte; por ahora siguen sin lograrlo y el trabajo de los actores es más interesante que los sujetos que interpretan.

¿A dónde va esto? No hay puerto seguro…

En Fear The Walking Dead 2×01 está el germen de lo que ocurrirá tiempo después: las personas han iniciado a agruparse con el fin de subsistir y ya se instala el miedo a lo que son capaces de llegar. Pero, cuando lo que en realidad esperamos ver es el caos que está estallando en las calles, nos preguntamos: ¿cuánto zombie puede haber en el mar?, ¿vamos a ser testigos de largas charlas mientras pescan? La calma se rompe unos segundos con esos zombies nadando, regalándonos unas excelentes imágenes que justifican largos (eternos) minutos de conversaciones.

Puede que esta segunda temporada llegue a buen puerto si tomamos a la primera como un extenso piloto de 6 horas (digamos la verdad: esos 6 episodios tranquilamente podrían haber sido 1 solo de hora y media) y ahora estemos ante lo que realmente la serie quiere ser. Se desató el conflicto y llega el momento de que la gente luche contra si misma (aunque eso tal vez también sea otro problema pues pasaría a ser exactamente lo mismo que The Walking Dead, cuando la intención era ampliar el universo siendo diferente).

Este primer capítulo deja al menos ganas del siguiente, algo de lo que dudaba cada vez que finalizaba uno el año pasado. Y -a riesgo de caer del lado de la vil copia- se notan los intentos del show por encontrar su identidad propia: esa batalla quizás hasta sea interesante de ver. Por lo pronto (y solo por ahora) eso es suficiente.