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RECAP: The Walking Dead 5×11 ¿hacia dónde vamos?
The Walking Dead 5×11 lanza esa pregunta en dos direcciones diferentes: se la plantea el grupo de sobrevivientes ante la llegada de Aaron (Ross Marquand) y se nos presenta a nosotros espectadores ante un show que va mutando constantemente y del que no tenemos idea cuál será su camino de ahora en más.
The Walking Dead 5×11: The Distance
Suponemos que ya viste el capítulo, si no lo hiciste ¿Qué hacés acá?
Aaron se presentó ante Sasha y Maggie en el final del episodio anterior (RECAP acá) y la incertidumbre surgió al instante: ¿es otro Gobernador, otro Gareth, o de veras es un buen tipo como intenta demostrar? Esa cuestión guiará el gran episodio.
Rick no cree en el muchacho, razones para hacerlo tiene de sobra pero ¿no se le estará yendo la mano? El resto del grupo irá comprobando de a poco que lo que dice Aaron es verdad y comenzarán a poner en duda la actitud de su líder. A fin de cuentas alguien con buenas intenciones todavía debe de pisar el mundo, ¿por qué no sería él? ¿O sus ansias desesperadas de creer que algo puede salir bien los van a traicionar otra vez?
Vienen por nosotros. Tal vez no sepamos cómo o cuándo, pero van a venir
La ambigüedad de la situación y del personaje magníficamente interpretado por Marquand van a generar situaciones de tensión como si de un drama sin zombies se tratase. Por momentos nos olvidamos que los putrefactos andan rondando el granero y nos centramos en saber si el mal -en forma de un nuevo personaje- asechará e intentará destruir a los protagonistas. Lo que la serie quiere ser está a la vista en The Walking Dead 5×11.
Los dos episodios anteriores con su tono metafísico, por llamarlo de alguna manera, no fueron más que un prólogo para adentrarnos en esta nueva etapa que tiene nombre propio: Alexandría.
Los personajes sufrieron pérdidas dolorosas, dudaron de por qué seguir viviendo, sintieron la desesperanza casi muriendo de hambre, una lluvia sanadora llegó para auxiliarlos. Ese nuevo amanecer trajo a Aaron: ¿la paz, la salvación, el adiós al camino errante?
Aaron no mentía y queda comprobado: Michonne y Daryl encontraron al compañero con quien los vigilaba para conocerlos, el puré de manzanas para Judith no era una trampa. Si hasta la ruta que aconsejó no tomar -y que la paranoia de Rick no le permitió creerle- estaba asestada de zombies como el hombre les dijo.
¿Podemos juzgar a Rick por esa preocupación excesiva, basada en cuidar y mantener con vida a su familia? Porque el grupo heterogéneo que se ha formado a lo largo de las 5 temporadas del show de Robert Kirkman ya dejó de ser un conglomerado de gente diferente para pasar a ser una familia. Y eso se protege con uñas y dientes. Por suerte existe Michonne que va dejando de ser una subordinada más para mostrar su capacidad de ser un igual a Rick, teniendo el valor de enfrentarlo y cuestionar sus decisiones sin titubear.
La horda de zombies será atropellada en una escena siniestra y digna de Eli Roth, que pone a todos al borde de la muerte (casi nos infartamos cuando parece que van a morder a Glenn, con eso no se jode) y volverá al punto de inicio: dejar de sospechar y ayudarse, porque sólo en equipo saldrán de esta (recuerden: vivir juntos o morir solos). Glenn ayudará a Aaron, juntos le salvarán las papas a Rick y Michonne.
Una de las claves de este capítulo es el clima logrado. Durante gran parte del episodio no vemos un zombie, sólo se cimientan en diálogos y personajes que temen y creen. El mérito hay que cedérselo al guión de Seth Hoffman (guionista de algunos de los mejores capítulos del show como Too far Gone, impactante final de media temporada en el cuarto año, o Crossed, el séptimo de la quinta temporada) y a la dirección de Larysa Kondracki (responsable de Cooper y que está teniendo un gran año pues pronto veremos su trabajo en Beter Call Saul y The Americans)
Esa sobriedad y buen pulso de guión y dirección se centraron en lo importante y no se desviaron ante situaciones antes previsibles: ejemplo de ello es Glenn sin explicar por qué sabe dónde hay una batería de repuesto para el camión. En otro momento hubiesen explotado el condimento emotivo de recordar a Dale (Jeffrey DeMunn), quien le enseñó todo hace mucho tiempo, pero acá simplemente lo dejan pasar para que seamos nosotros los que traigamos esa relación a nuestra memoria.
Y la sorpresa final: Aaron y el otro hombre que los vigilaba son pareja y llegaron los personajes gays que Kirkman había anticipado sucedería cuando los rumores sobre la orientación sexual de Daryl (Norman Reedus) invadieron las redes sociales.
Llegados a las puertas de Alexandría el grupo volverá a intentarlo nuevamente y nosotros esperamos ansiosos ver cómo se va todo al demonio again. Rick, que de esto ya sabe bastante, por si las moscas esconde un arma dentro de una batidora, preparado para lo que pueda llegar a pasar.
El cómic (no cuenta como spoiler pues se están alejando mucho de él) se detiene en una verdadera etapa de paz en ese lugar, un tiempo de paz que llevaría al show a no ver zombies o edificarse en base a las relaciones de los personajes por un tiempo. Y claro está, los espectadores de la tele podrían morir de depresión, por lo que no tenemos idea hacia dónde va la serie desde este punto al que llegamos. La pregunta del título de la nota vuelve en forma de alarmante alarido: ¿a dónde vamos? Está claro que algo va mal, nos lo indica la corrida de Aaron cuando ve la bengala al grito de “Esto se acabó”.
El episodio 11 de la actual temporada se sintió sólido, acorde a un momento importante donde todo puede cambiar. Fue un capítulo que nos paseó por todas las sensaciones y es de esos que hacen que hasta los que dudan de la capacidad del show, se queden ahí fijos y expectantes por ver el siguiente.
Es el comienzo de algo nuevo y tuvieron la eficacia de usar todos los recursos, hasta casi dejar a Rick como antagonista ante ese nuevo ser que emerge. Todo puede cambiar, The Walking Dead lo sabe y no se duerme en los laureles sino que intenta convencernos y manipularnos (está claro: quieren que creamos que Aaron es el bien en persona) para que sigamos sentados viendo. Hoy nuevamente lo consiguieron.
