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BAFICI [16]-REVIEW: La Gran Ilusión

Un sutil a la vez que contundente declaración en contra de la guerra.

La Gran Ilusión es un clásico que es citado en cuanto listado de películas te puedas imaginar. Todos los críticos, prestigiosos y no tanto, hablan de la importancia de este titulo de Jean Renoir.  Orson Welles también dijo que si hubiera una suerte de Arca de Noé para las películas, esta tendría que estar a bordo. En mi paso por la facultad, escuché una y otra vez el nombrar a este título, e ignoro por qué, nunca antes lo había visto. Así que cuando lo vi en el listado de películas del BAFICI, pensé “Que mejor oportunidad para descubrir La Gran Ilusión que en la pantalla para la que fue concebida.” La experiencia justifica los elogios.

¿Cómo está en el papel?

La Gran Ilusión está ambientada en la Primera Guerra Mundial y cuenta la historia del Capitán Boeldieu y el Teniente Marechal, que en un vuelo de reconocimiento son derribados por la infantería alemana y tomados prisioneros. Mientras estos conciben su escape con el resto de los prisioneros, la película también desarrolla las relaciones que existen entre ellos y, obviamente, entre sus captores.

La estructura argumental está muy bien concebida, con un objetivo claro y personajes claramente marcados. Pero la película destaca más que nada sobre las relaciones que existen entre los protagonistas de la peli. Casi como si estos funcionaran solo cuando tienen una interacción; algunas de las escenas más destacadas de la peli son las que abarcan la relación cordial que existe entre el Capitán Boeldieu y su captor (encarnado por Erich Von Stroheim), que a pesar de estar en lados opuestos del conflicto, los une la aristocracia donde cada uno fue formado.

Yo tenía mi hipótesis sobre de qué podría tratar la película. No olvido que Renoir estuvo en la Primera Guerra Mundial, y que usó esa vivencia en esta película como una lente para explicar que le depara a Europa con el ascenso del fascismo, el cual tristemente se materializo en la Segunda Guerra Mundial.

Mi teoría es sobre cómo a pesar de las enormes barreras culturales, idiomáticas y de clase, todos los seres humanos estamos hermanados; una hermandad que se siente como tal en una situación extrema como es la de una guerra. Cuando digo “hermandad” quiero decir que la película pone en evidencia que son muchas cosas la que unen a los personajes, más que aquellas que los separan. Curiosamente, termine coincidiendo –en cierta forma— con el mismo Renoir, quien dijo que es “Una historia sobre las relaciones humanas.”

Tengo la confianza que dicha cuestión tiene tanta importancia en los tiempos que corren que si no la resolvemos tendremos que decirle adiós a nuestro bello mundo. Jean Renoir

¿Cómo está en la pantalla?

Algo que cabe destacar de La Gran Ilusión es su enorme paciencia a la hora de editar. Muchas escenas pasan de largo casi sin cortes y unificando varios puntos de la escena a través del movimiento de cámara, cuestión en donde ayuda mucho la extensa profundidad de campo.

A nivel actoral es muy adecuada, pero a quien quiero destacar es a Erich Von Stroheim, quien siempre fue para mí Max, el mayordomo de Sunset Boulevard. Fue un deleite verlo en un rol distinto y verlo desplegar su gran rango actoral. Él, y los otros dos protagonistas, Jean Gabin (Marechal) y Pierre Fresnay (Boeldieu), dieron labores interpretativas soberbias que son una de las muchas razones justifican el porqué esta película tiene tanto prestigio. Las escenas entre Fresnay y Von Stroheim están entre lo más alto a nivel interpretativo que puede ofrecer la película.

La experiencia de verla en el Cine

Esta fue una experiencia particular para mí, ya que esta fue la primera vez que vi la película, y tuve la buena suerte de que La Gran Ilusión fuera presentada en una prístina copia en 35 mm con muy buen sonido. La película en ciertas escenas muestra ciertas humoradas que causaron risas en la sala; mostrando que una película con casi 80 años encima denota un humor tan inteligente y vigente como cualquier exponente de la actualidad.

Conclusión

Una película bélica casi sin disparos, que mas que ser un alegato en contra de la misma (que lo es), es más un recuerdo que hasta en la peor de las situaciones, hasta en el más intenso de los desacuerdos, son más cosas las que nos unen que las que nos separan. ¿Idealista? Puede ser. ¿Ingenuo? También. Pero definitivamente, podemos estar de acuerdo en que sirve para reconocer al otro como un ser humano, aunque muchas situaciones límite nos quieran empujar a lo contrario.

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