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Entrevista al director y el protagonista de Punto Muerto

Entrevista al director y el protagonista de Punto Muerto

Ayer se estrenó el policial filmado en blanco y negro, bajo la dirección de Daniel de la Vega y con la actuación de Osmar Nuñez. El director y el protagonista de Punto Muerto (REVIEW; AQUI) han concedido la siguiente entrevista en donde se profundiza sobre la realización de su obra.

Daniel de la Vega y Osmar Nuñez: entrevista al director y el protagonista de Punto Muerto 

Entrevista al director y el protagonista de Punto Muerto

OSMAR NUÑEZ

¿Cómo llego el guion a tus manos?

Daniel me ofrece el personaje y yo me enamoré del guion. Es un género al que no estoy acostumbrado a visitar. Es una película de actores, donde además mi personaje lleva el nombre de Luis Peñafiel, lo que me conmovió, por su alusión a Chicho Ibáñez Serrador. Visitar este género es un placer, sobre todo cuando es de la mano de Daniel de la Vega que es un conocedor de este cine, que está tomando un mayor protagonismo por estas épocas. Es el mejor ejemplo del cine de género porque tiene un guion que es, para mí, perfecto, una maravilla.

¿Hubo ensayos o trabajo de mesa?

Está siempre la preparación en soledad que hacemos los actores. Siempre tenemos nuestro lugar para ver dónde ir, sobre todo en el cine que no se filma siempre de forma cronológica. Es empezar a ver qué encuentro para cada momento de este personaje, ver cada crescendo, qué es lo que le sucede, qué le pasa por dentro. Luego está el trabajo con el director, con el que por suerte ensayamos bastante: algo con Luciano Cáceres, y bastante con Rodrigo Guirao Diaz, porque el vínculo que tiene mi personaje con el de Rodrigo es permanente y era necesario encontrarlo. Por suerte hubo una gran empatía con Rodrigo y encontró un color perfecto para su personaje, lo que hace en la película es muy bueno, va a ser una sorpresa para muchos. Llegamos al set con mucha seguridad a pesar de las circunstancias de horarios y locación. Pero teníamos algo muy armado en ese vínculo tan particular, del que no puedo decir mucho sin develar detalles clave de la trama.

¿Cómo preparaste el personaje?

Si hay algo a lo que estoy acostumbrado, tiendo a eso y me lo ofrecen, son los personajes torturados y me divierte mucho hacerlos, sobre todo en el policial negro, donde una de sus características es el protagonista que desciende a los infiernos. Es un personaje que requiere mucha profundidad, y bucear en la condición humana, en esas certezas y dudas que le carcomen la cabeza y el alma. El deseo por encontrar la novela perfecta. Es una coloratura a la que estoy acostumbrado a visitar, no tanto en este género, pero en el drama en general, donde hay que ir a fondo. A esto hay que sumarle la ayuda de Daniel, que sabía lo que quería.

DANIEL DE LA VEGA

¿Podemos decir que la trama de esta película es un crimen perfecto?

Estamos precisamente ante el desafío de no poder resolver el crimen perfecto. Esta película es la respuesta a un gran homenaje al universo literario que consumí cuando era chico: Edgar Allan Poe, Arthur Conan Doyle, Agatha Christie, Gaston Leroux. El relato de la habitación cerrada que empieza con Los Crimenes de la Rue Morgue de Edgar Allan Poe siempre me fascinó. El problema es que estos relatos siempre se volvían mundanos en su resolución. De ahí empecé a construir ideas en Punto Muerto, hablar sobre el crimen perfecto, la habitación cerrada, tratar de amigarme con ese tipo de narrativa que siempre me defraudaba. Son relatos que lindan lo sobrenatural, pero que en general ocurre esta gran contradicción cuando viene la explicación que termina jugándole en contra y generándole una frustración al lector.

¿Hay influencias Hitchcockianas?

No tengo la estatura, pero me encantaría poder decirlo. Este es un gran homenaje a toda la cinematografía que me formó como cineasta. Yo vi mucho cine en VHS, el detalle de cómo empieza y termina es importante porque representa ese homenaje a ese universo que me formó. Yo me formé en la escuela de cine durante la década del 90, donde había videotecas como Liberarte y de alguna manera esta película es reflejo de ese universo. Alfred Hitchcock es un director que revisito permanentemente y está muy claro en la película. Hay mucho de él en lo que hago y en lo que hacen muchos cineastas por suerte.

¿Cuál fue el disparador concreto para contar la historia y como fue la investigación?

La investigación fue básicamente la infancia perdida, el recuperar toda mi historia, es Sábados de Super Acción, es todo el VHS que consumí, es todo el cine club que llevo adentro, y desde luego el análisis y el estudio de esta narrativa del policial. Todo esto empieza cuando Ezio Massa, amigo y productor de esta película, me convoca para escribir esta historia. Un proyecto que fuera posible dentro de las condiciones que proponen los subsidios del INCAA. Es una película de presupuesto bajo y era encontrar un relato que fuera posible dentro de ese marco. Un crimen en habitación cerrada era una oportunidad perfecta para pensar pocos decorados y pocos personajes. El origen fue ese: encontrar una película que valorizar desde el punto de vista estético, pero con las condiciones que tenemos que no son muchas.

¿Imaginaste el reparto o lo buscaste por casting?

Los actores en esta película son un privilegio. Tuve mucha suerte, se comprometieron con el guion y a causa de las películas que ya había hecho. Se está haciendo verosímil el cine de género en la Argentina. A mí no me atrae el cartel de los actores, sino lo que ellos pueden adosar a la historia. La película linda con lo sobrenatural y me parece importante tener estos actores que pueden transmitir esa verosimilitud. Osmar es un actor increíble, enorme. He tenido mucha suerte, en general, con los actores que se han sumado a mis películas. La verdad, es muy difícil hacer verosímil el género si no contás con el apoyo de los actores.

¿Te quedaron ideas que no pudiste implementar por tiempo o presupuesto?

Siempre me pasa que termino una película y prometo no hacer otra (risas). Sufro tanto porque nunca está a la altura de mis expectativas y es en un marco de capital al que nunca accedo. No obstante, yo veo la película y me gusta. Debo reconocer que la película me satisface. Es una película chica, de pocos recursos, pero pudimos optimizar las posibilidades expresivas y estéticas, y en ese sentido estoy contento. Pero sí, mientras la estoy haciendo sufro. Ahora estoy filmando una película con un calendario de seis semanas y no estoy sufriendo tanto, pero con esta tuve solo cinco. No es poco, pero es muy difícil, uno cumple cronogramas y es muy difícil alcanzar el marco al que uno aspira.

¿Cómo haces para que la película fluya y no se vuelva monótona, que tenga una dinámica diferente?

No fue pensada en blanco y negro, fue una idea de Alejandro Giuliani (director de fotografía) y el apoyo que tuvimos de los productores que aceptaron hacer una película con lo que eso conlleva. Al ser en blanco y negro puede que no la vaya a ver mucha gente, pero también era lo que le daba razón de ser a este proyecto. En ese sentido estoy agradecido con ellos por afrontar ese desafío.

Como experiencia fue enriquecedor para mí, porque el trabajo en cuanto puesta de cámara me hacía sentir como si no la hubiera filmado yo. Miraba por el viewfinder y era un viaje en el tiempo, me transportaba a esas películas que homenajeaba. La puesta de cámara se adaptó mucho a ese universo. Trabajé mucho con planos largos, puestas compactas, reencuadres dentro del mismo encuadre. Me encantó adaptarme a otro tipo de narrativa a la cual no estoy tan acostumbrado; yo tengo otro lenguaje al que estoy habituado. Esta película me permitió transitar otros territorios. En ese sentido me sentí muy cómodo, me gustó hacerlo, pero inclusive no sentía que esto fuera algo que quisiera volver a hacer. Me gusta, pero no es el tipo de cine que me gustaría seguir haciendo.

¿Qué podes decirnos de la locación?

Es una casa en San Telmo. Como no teníamos recursos, era ideal porque quedaba en Capital y no podíamos pagar movilidad. Los exteriores fueron matte paintings en el estilo de Albert Whitlock, porque no teníamos los recursos para filmar un exterior de verdad que estuviera a la altura de las expectativas.

Hubo mucho trabajo de sonido para lograr el ambiente, ya que estábamos invadidos por la circulación de colectivos. Era una locación perfecta pero fue muy difícil controlar el audio para que eso no se note.

¿Qué opinás sobre la situación actual de exhibición?

Son las condiciones que nos tocan en suerte. Estamos viviendo una coyuntura que no es favorable al cine nacional. Tenemos una fiscalización en el INCAA que no estaría cumpliendo con su rol, tenemos exhibidores que no apoyan al cine nacional y esencialmente no tenemos el espacio que requiere el cine argentino. Hay una cuota de pantalla que no se está cumpliendo o se cumple de manera desprolija y lo que termina ocurriendo es que películas como Punto Muerto se desvanecen y no tienen oportunidad de meter público. La razón de su existencia es llegar a la gente. Desgraciadamente no es la mejor coyuntura, pero estoy contento de que la podamos exhibir. Me parece importante que sigamos haciendo estas historias. Es la única forma de contraponernos frente a la invasión anglosajona; el mercado que han abarcado que es de una posición dominante frente a la industria. A la gente no le das la opción de elegir; la gente tiene que ver solo lo que ellos ofrecen y no hay variedad. No hay una política de estado que defienda al cine argentino; estamos en una situación lamentable. En tránsito a una nueva gestión, espero que se tome al cine con más seriedad, se lo apoye y se pueda consolidar como industria.

Con un agradecimiento a Cris Zurutuza y Ximena Brennan por facilitarnos esta entrevista y a Daniel de la Vega y Osmar Nuñez por el tiempo concedido.

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