Existir, encuentros cercanos y abstractos. Crítica a Continuación.

Dos años después de la repentina desaparición de Lautaro, su ex novia Lola (Vanesa González) y su mejor amigo Renzo (Victorio D’Alessandro) comienzan a rearmar sus vidas, sin perder del todo la esperanza de que alguna vez regrese o al menos los contacte.

Durante años vieron a Lautaro obsesionarse con historias sobre avistamientos de OVNIs, pero de todas formas fue una sorpresa cuando un día partió a investigar por sí mismo una de sus hipótesis y no volvieron a saber de él hasta ahora, cuando un enigmático hacker contacta a Lola prometiéndole las respuestas que tanto esperó en estos dos años. 

Las pistas que recibe la llevan hasta un lugar en el campo que está siendo estudiado hace algún tiempo en secreto por las fuerzas armadas bajo el mando de Salazar (Luis Machín), pero sin ningún resultado. Sabiendo dónde buscar gracias a la guía del hacker, Lola encuentra las notas de Lautaro y se convence de que realmente está camino a descubrir qué fue lo que le sucedió. Solo tiene que descifrar el por qué desapareció Lautaro mientras escapa de Salazar, pero otra capa de misterio se superpone a la aventura de Lola y Renzo mientras un agobiado escritor se dedica sin descanso a poner en palabras todo lo que hacen en forma de un guion cinematográfico.

Existir cerca de Bajor. O Cachi

Esta nueva película de Gabriel Grieco (Respira, Hipersomnia) aborda un tema que claramente es cercano a sus intereses, y del que tiene un conocimiento previo que va más allá de haber visto todas esas otras películas del género de las que toma influencias para realizar Existir.

Detrás de la trama de Existir hay una mitología por lo menos esbozada de cómo funciona el universo más allá de los protagonistas, que aunque tropieza con varios problemas para traducirse a la pantalla se intuye más interesante que los personajes en sí y el desarrollo de su aventura. Ello es porque Lola y Renzo se mueven desde A hasta B simplemente para que la cámara tenga la excusa de mostrarnos eso otro que realmente es lo que le interesa contar. La insinuación de que en realidad son personajes de una historia que se narra dentro de la película, sirve un poco de excusa para flexibilizar los límites del verosímil y tolerar un poco mejor que se vean y comporten como estereotipos de personajes que podrían haberse escapado de una Encuentros Cercanos del Tercer Tipo producida por Cris Morena.

Ese juego que pone en duda cuánto de lo que vemos es real, es quizás el mayor acierto narrativo que tiene Existir, pero también por eso se merecería tener el foco más concentrado en ese aspecto y no en alguna secuencia de acción o de intercambio de diálogos que no funcionan con la misma solidez, especialmente si van a resolverse literalmente con un deus ex machina que los salva del peligro o les entrega la respuesta a un enigma en segundos.

Pero si a Existir le cuesta afirmarse en lo narrativo y en la construcción de personajes, donde realmente se luce es en toda la propuesta visual, con un nivel de realización que prácticamente deja inválido el argumento de que no hay recursos ni talentos locales como para realizar cine de género con buena calidad de imagen. Incluso si algunas decisiones de vestuario, ambientación o fotografía puedan ser discutibles, especialmente por su estética publicitaria, en general es difícil cuestionar la forma de llevarlas a cabo. En Existir pocas cosas parecen no ser intencionales; lo que es bastante decir en un contexto donde habitualmente nos quieren convencer de que hay que conformarse con lo que sale, especialmente cuando se trata de efectos especiales y digitales.

No todo sale bien ni resulta acertado en la sumatoria final, pero Existir se plantea desarrollar un concepto y lo lleva adelante con un trabajo técnico muy prolijo que exprime recursos para sacarles todo lo que puede, con resultados impactantes que compensan, al menos en parte, sus fallas narrativas y de interpretación.