REVIEW: 600 Millas

Crítica realizada durante el 30° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata

Una idea interesante pero de soporifera ejecución.

El tráfico de drogas y como funcionan los vericuetos de tan turbio negocio siempre han encontrado su lugar en el cine. Pero la controversia que tiene de por si y el ilustrar la degradación humana no bastan. Si bien 600 millas no se adscribe a ciertos golpes bajos, lo cierto es que no hace el mas mínimo intento de dinamizar su relato.

Vamos a la casa del tío

Arnulfo Rubio tiene una changuita trabajando como un traficante de armas menor para su Tío, el cabecilla de un cartel de drogas. Una noche, un agente de la DEA (Agencia Contra el Narcotráfico de los Estados Unidos) intenta arrestarlo, pero Arnulfo se las ingenia para dejarlo fuera de combate. Él atará y llevará a dicho agente a lo de su Tío, para ganar puntos con el, ya que el agente en cuestión posee informacion que podria servirle sobre una operación que podría perjudicar su organización. De ahí a que el negocio se dé, es otra cosa. Pero estas dos personas empezarán a formar un lazo de amistad a lo largo de las 600 millas que los separan de su destino.

Por el costado del guion, 600 millas parecía ofrecer una premisa interesante, pero la narración esta empecinada en mostrar cotidianidades del colorido local y contrastes de pensamiento que dan escaso lugar al conflicto, distrayendo al espectador del mismo y previenen a la trama de fluir como debería. Si bien el protagonista tiene un motor reconocible, el guion tampoco hace mucho esfuerzo para darle protagonismo. Es una larga conversación sin pies ni cabeza (con algunas verdades, no se puede negar) hasta un tercer acto donde recupera un poquito de tensión, pero para entonces la película ya zozobró a lo irredimible y al espectador ya no le interesa como termina la historia, solo quiere que termine para poderse ir a comer algo o dormir la siesta.

Por el costado de la técnica, 600 millas tiene una fotografía decente; se limita a iluminar y dar profundidad al posicionamiento de los actores y no mucho mas. Tiene un montaje sobrio, pero que peca de prudente. Puede entenderse cuando dejás una escena extenderse sin meter ningún tipo de corte, pero hay un mundo de diferencia entre no cortar para mantener la tensión y no cortar por “que queda bien”.

Por el costado actoral, Tim Roth obra de oficio, entregando con sobriedad y profesionalismo una interpretación digna y a la altura de la trayectoria de un actor de su calibre. Kristyan Ferrer, que da vida al protagonista de la película, aporta cosas interesantes a nivel construcción de personaje, pero el denso desarrollo narrativo acaba por jugarle en contra.

Conclusión

600 millas era una gran idea, con mucho potencial para desarrollar una historia dinámica, pero que se materializó en un producto final soporífero por no haberle dado suficiente peso y presencia a su conflicto principal. Aunque hay muy buenas intenciones desde el apartado actoral, su falta de ritmo y fluidez son los que acaban por dejarla a la deriva.

¿Te gustó lo que leiste? Ayudanos a seguir creciendo! 
-