Derek llega a Netflix con su 2º temporada

Aunque Ricky Gervais nos quiera engañar diciendo que Derek es una comedia, aprovechándose justamente de que su nombre se haya transformado en un referente del género, ha logrado el drama más conmovedor y el final de la primer temporada nos destrozó el alma de tristeza y ternura al mismo tiempo.

El humor (fiel al estilo del actor, que no es para todos siempre hay que aclarar) está presente, las risas aparecen a cada rato, claro, pero te vas a emocionar y se te va a hacer un nudo en la garganta con cada escena. Gervais escribe, dirige y le pone el cuerpo a Derek un hombre con retraso mental que trabaja y vive en una residencia de ancianos. Y es Derek el alma del lugar y de la propia serie. Amado por todos, bueno, tierno, reflexivo, ama el lugar en que se encuentra, ama estar rodeado de esos abuelos a los que adora, ama el trabajo, ama a sus compañeros de laburo. Ama.

El que tiene la razón es Derek. Si pudiera ser otra persona seria él. Lo hace bien. Siempre está feliz, entusiasmado, es popular, es gracioso, tiene un corazón de oro. No tendrá mucho en la cabeza, sabes…pero lo que tiene, es todo bueno.

Así lo define uno de sus amigos. Y es un resumen perfecto.

La primer temporada cuenta de 6 episodios de unos 20 minutos cada uno (adoptan el clásico estilo “falso documental”). Si todavía no la vieron háganlo, no lleva demasiado tiempo y la sensación que te deja luego de visionarla lo vale. Porque Gervais casi que se atreve a dar una lección que todos deberíamos aprender.

El creador de The Office, Extras, An idiot abroad y Life’s too Short nos hizo entrar prometiendo hacernos reír y lo logró, sí, pero dejándonos estupefactos pues al mismo tiempo hace un homenaje a los mayores, a los abuelos a quienes vas a salir corriendo a abrazar si contás con la suerte de tenerlos con vida.

Me encanta la gente mayor. Creo que todo lo que se lo aprendí de la gente mayor. Son sabios. Algunos piensan que no tienen nada interesante que decir porque están ahí sentados, en silencio. Pero se sientan ahí y están callados porque la gente cree que no tienen nada que decir, así que no hablan con ellos. Pero si dedicas tiempo a hablar con ellos y les preguntas cosas, te cuentan cosas. Solo una palabra amable. Se dan cuenta de que sabes que están ahí. O una simple sonrisa, se les ilumina la cara, les alegras el día, y eso me hace feliz. Eso es lo increíble de la bondad: te hace sentir bien.

Eso piensa Derek. ¿Cómo no amarlo?

Y el resto de los personajes acompañan a la perfección. Personas solitarias, pesimistas, esperanzadas, desagradables, enternecedores. Hay de todo. Colaboran a generar el clima y están listos para descomprimir con una situación graciosa cuando es necesario, aunque haya que recurrir a los chistes más groseros para ello.

En la segunda temporada, otros 6 capítulos tan cortitos que se pasan volando, que está disponible en Netflix desde hoy viernes 30 de mayo, Derek se obsesionará conque Hanna y Tom logren ser padres, deberá acostumbrarse a que su padre ahora viva en el geriátrico, verá partir a uno de sus amigos y básicamente seguirá siendo tan bueno e inocente como siempre manteniendo unido el lugar, su hogar.