Fall Season 2015: las mejores y peores series procedimentales

Las mejores y peores series procedimentales estrenadas en las últimas semanas. No voy a mentir: quien escribe no es fan de este formato que si bien es generalmente detestado por críticos y especialistas, cosecha audiencias que la mayoría de la producción televisiva envidiaría.

¿Qué es un procedimental?

Es una serie cuyos episodios presentan el llamado Case of the Week o Caso de la Semana: una línea que encuentra inicio y fin dentro del mismo capítulo, sea un crimen, un juicio, una enfermedad o decenas de variantes. Suelen tener un eje que actúa como telón de fondo aunando toda la temporada y la serie misma, pero semanalmente muestra avances mínimos en él ya que se centra en resolver esas tramas autoconclusivas.

CSI, NCIS, House, ER, entran en esta categoría que se diferencia de los formatos “serializados” o que siguen una historia que se continúa indefectiblemente episodio a episodio. Los hay más independientes en esos “casos semanales” y están aquellos cuyo arco argumental de fondo va adquiriendo cada vez más importancia (La conspiración tras The X Files, por ejemplo, mezclada con el Monstruo de la Semana).

Es uno de los formatos que más proliferan en la televisión norteamericana y es algo que no parece vaya a detenerse. ¿Razones? No existe una teoría para ningún exito, claro, pero un punto fuerte es su capacidad para atraer espectadores casuales, que si no vieron 3 capítulos pueden sentarse y disfrutar igual sin perderse nada que el “Previously” no sea capaz de marcarle.

Si te perdés 2 capítulos de How to Get Away With Murder en su emisión estreno es probable que cuando vuelvas no entiendas absolutamente nada, llevándote a ver el episodio por otros medios (y bajándole el rating); al contrario podés haberte salteado media temporada de Criminal Minds que vas a poder disfrutarla sin problemas cuando la encuentres en el zapping. Otra clave es la facilidad para servir como repetición: los odiosos parones son una regla en la tv norteamericana y esos baches hay que llenarlos. Un episodio aislado de Castle es más funcional allí que uno de otro show que exige continuidad.

Funcionan, es innegable, pero también –repito: para quien escribe, que sobre gustos…- no terminan de cerrar por esa misma falta de continuidad que lleve a desear desesperadamente saber cómo sigue, o al lento desarrollo de los personajes recurrentes al tener que presentar, desarrollar y cerrar la línea semanal en 40 minutos.

Cada vez es más difícil tener atornillado al sillón a un espectador al que le llueven opciones, por lo tanto las cadenas recurren a este formato más rápido, efectivo y con espalda para estirar 22 semanas al aire. Todos los canales quieren su CSI que le permita 15 años de serie, pues cuando un actor se cansa van por otro y problema resuelto. Esta temporada televisiva no es la excepción y tenemos muchas variantes con resultados (muy) dispares.

Las mejores y peores series procedimentales: 4 espantos

1 – Rosewood: es uno de los pocos éxitos de FOX este año. Pero su mayor mérito (y tal vez el UNICO) es preceder a Empire, el impensado tanque del canal. La espera de los Lyon y sus miserias a ritmo de hip hop, hace que le esté yendo muy bien y ya se hayan encargado más guiones para tratar de llegar a temporada completa.

¿De qué va? Un patólogo de Miami usa su genialidad para ayudar a la policía a resolver crímenes. Protagoniza Morris Chestnut (Legends, la remake fallida de V) como Rosewood, el supuestamente lúcido médico que encuentra en cada cadáver los signos que nadie ve para llegar a la verdad. El tipo se pone a ayudar a una investigadora latina con quien la química no tardará en aparecer.

Resulta un mix insulso de estereotipos que ya hemos visto en miles de series, repleto de personajes secundarios sin ningún matiz y con casos que parecen escritos por algún principiante. Para colmo de males, cada vez que quieren “relajar” la tensión (como si en algún segundo hubiese hecho acto de presencia) musicalizan con salsa tornándose realmente insoportable. Él soltero codiciado, ella de mal carácter, ambos con una historia sufrida en sus espaldas. Plomo. Ni gastarse.

2 – Minority Report: no se asusten, no voy a volver a agotarlos con este engendro que si bien no está oficialmente cancelado ya podríamos darlo por muerto. El pedido inicial de FOX de 13 episodios (siempre se pide un número así y luego se amplía) fue recortado a 10 vistos los desastrosos resultados. Miren sus ratings ACA y como le dimos para que guarde y tenga AQUI. A otra cosa.

3 – The Player: escenas de acción que quizás con un poco de presupuesto serían dignas, siendo generoso. Pero se nota el reciclaje, los chromas, el truco. Personajes planos en piel de actores de madera, sin contar a Wesley Snipes a quien llamarlo así es hacerle un favor, pero bueno… es una figura al menos. Giros de la trama tan tirados de los pelos que se ven venir a la legua y que cuando suceden todos ponen cara de “Oh por dios, mira el volantazo que estamos pegados, ¿no somos genios?”. No, no son genios ni que nos salgan ampollas de frotar la lámpara.

Un asesor de seguridad (Philip Winchester) en Las Vegas se convierte en sospechoso por la muerte de su esposa y huye del FBI en busca de venganza. Se topa con un grupo misterioso formado por multimillonarios de todo el mundo, quienes con sistemas de vigilancia de avanzada saben cuándo se va a cometer un asesinato (besitos al engendro del punto anterior Minority Report y a Person of Interest de CBS). El tema es que acá estos ricachones no usan ese avance para evitar los crímenes, sino que apuestan entre ellos a ver si alguien –The Player, El Jugador- es capaz de llegar a tiempo e impedirlo. El hombre emprende una carrera a contrarreloj que sería entretenida si no fuese tan risible. Pareciese querer ser una especie de videojuego gastando balas y con escapes vertiginosos, pero resulta que si fuese un juego terminaríamos apagando la consola de tan trillado.

4 – Code Black: otra de hospitales, médicos corriendo, sangre por todos lados y mucho plano detalle de procedimientos quirúrgicos de esos que te hacen mirar para otro lado si sos impresionable. El intento vale pero no presenta nada (NADA, en mayúsculas, gritando) que sea propio y no visto en ER, Chicago Hope o hasta Grey’s Anatomy.

Una sala de emergencias que habitualmente llega al Código Negro del título, el momento en que suena una alarma porque la capacidad ha sido sobrepasada y tanto médicos como residentes y enfermeros deben salvar más vidas de las que sus manos les permiten.

El ritmo frenético, la cámara que corre enfermo crítico tras enfermo crítico, podría llegar a interesarnos si no ocurriera lo inevitable: que cada 5 minutos traten de conmovernos y busquen la lágrima fácil con música sentimentaloide que nada tiene que ver con la brutalidad que querían transmitir apenas segundos antes. Buscar emocionarnos no sería malo si no se notase tanto, si fluyera naturalmente, pero enseguida descubrís que llega el golpe bajo y más que dolor causa bronca.

La grosa Marcia Gay Harden (Río Místico, La Niebla) es lo mejor como la jefa implacable y dura que -si, obvio- tiene un pasado traumático que mueve su necesidad de salvar a todos. Pero no logra salvar al espectador del tedio. Ojo: si eres MUY fan de las series médicas, puede que te guste.

Las mejores y peores series procedimentales: no está mal pero… ya lo vimos.

– Blindspot: es la nueva serie éxito de la temporada, al punto de ser la primera de esta tanda de estrenos que logra la temporada completa de 22 episodios.

Lo mejor: Jaimie Alexander (Lady Sif en la saga Thor) desnuda en Times Square. Ese es el punto de inicio de esta serie que se asemeja demasiado a la sin suerte John Doe (cancelada sin resolución por FOX en 2003). La mujer aparece en una bolsa en plena avenida, con su cuerpo repleto de tatuajes y la memoria borrada. No sabe quién es, el FBI se hace con ella y pronto descubrirán que cada tatuaje es un crimen a detener.

Al menos se esfuerzan en que los casos semanales estén todos hilados con la historia de la muchacha y ayudan lentamente a resolver el misterio (que habrá que bancarse largas temporadas para descubrir). Hace agua con secundarios estereotipados (la lúcida nerd, el oficial que desconfía, y un largo etc) y cuando se ponen a desarrollar con demasiado dramatismo una trama (la relación entre Jane Doe y el agente interpretado por Sullivan Stapleton) que parece sacada de una telenovela de las 3 de la tarde.

Oscura, en la onda The Blacklist (es de la misma casa, NBC) salvo que no hay un James Spader que salve las papas ante casos de resolución rápida y previsibles. Está bien efectuada, crea tensión, pero es extremadamente sobria y preocupada por una seriedad que juega en contra. Se deja ver, pero si no la ves no te perdés de mucho (que a Jaimie desnuda seguro la encontrás en youtube).

Las mejores y peores series procedimentales: unas fichas a esta (algunas, que no todas)

– Limitless: es tal vez lo más decente entre estos shows. No presenta muchas novedades para el género (ni para la producción seriéfila en general) pero al menos es consciente de sus limitaciones, se toma con bastante humor y logra ser entretenida. Mucho más no le pedíamos.

La secuela de la película protagonizada por Bradley Cooper (que está muy bien, pero tampoco es El Ciudadano) presenta en su piloto prácticamente la misma trama que el film: pibe con poca suerte (y luces) prueba una droga que saca a relucir toda la capacidad de su cerebro convirtiéndolo en un groso de aquellos, termina metiéndose en líos con muertos alrededor y cambiando para siempre su vida. El iluminado esta vez es Jake McDorman.

¿Cómo la transformaron en procedimental? Al pibe lo recluta el FBI para investigar por qué en él no se producen los mortales efectos que causa esa droga (la respuesta a ello cuenta con la presencia del propio Cooper, productor del show, que hará participaciones especiales) y -en un giro metido con calzador pero aceptable- aprovechan para que ayude a resolver homicidios varios. Tiene ritmo, un tratamiento visual elegante y moderno, química entre el muchacho y la protagonista femenina Jennifer Carpenter (la hermana de Dexter Morgan) y diálogos naturales que hacen que los capítulos pasen rápido y olvides un detallito: estamos simplemente ante un Sherlock Holmes bajo efectos de estupefacientes.

Una curiosidad: demostrando que la tele da siempre segundas oportunidades, McDorman fue el protagonista de la primer serie cancelada la temporada pasada, la inmirable Manhattan Love Story y ahora está en uno de los pocos éxitos. Allí su coequiper era Analeigh Tipton, con quién jamás lograron un poco de química en medio de lo que se suponía era una comedia romántica. En el 3º episodio de Limitless la traen para formar pareja otra vez ¡y la química sigue brillando por su ausencia!. Lo que se dice jugar con fuego, querida CBS.

En Limitless, la trama de fondo y el caso semanal fluyen dándonos una serie bastante atractiva en su simplicidad. No es la serie del año ni de cerca, pero no defrauda siempre y cuando no esperes encontrarte frente a una obra maestra… que no todo puede ser Breaking Bad en la vida. Para pasar el rato.

Excepto Rosewood y Code Black, las demás tiene emisión en el cable latinoamericano o están por estrenarse. Búsquenlas en nuestro Calendario, ACA.