Un recorrido por el cine blaxploitation
El género de explotación negra (o “blaxploitation”) parece estar regresando al primer plano del séptimo arte. SuperFly tuvo su remake en 2018 y una nueva película de Shaft llegó a Netflix a finales de junio 2019. Mientras tanto, BlacKkKlansman (de Spike Lee) fue una de las grandes sorpresas del año pasado. ¿Qué es el cine blaxploitation? Te lo contamos y recomendamos uno de sus mejores exponentes en esta nota.
El cine en los 70´s
Pese a que la década de los 70 llegó a un Hollywood en medio de una depresión financiera y artística, rápidamente se convirtió en uno de los puntos creativos más altos de la industria cinematográfica norteamericana. Las restricciones en el lenguaje, contenido adulto, sexualidad y violencia se habían alivianado, por lo que estos elementos se volvieron más comunes.
El movimiento hippie, los movimientos por los derechos civiles, el amor libre, el crecimiento del rock, cambios en los roles de los géneros y el uso de drogas definitivamente tuvieron un impacto también.
Hollywood se encontraba renovada y renacida por toda una nueva generaciones de realizadores. Era una nueva ola y una oportunidad para tomar más riesgos y experimentar. Los americanos también se atrevieron (finalmente) a ser inspirados por movimientos europeos, principalmente desde Francia e Italia.
La década vio nacer a estampas de la cultura popular actual como fueron: El padrino (1972), Taxi Driver (1976), La naranja mecánica (1971), Jaws (1975) y Encuentros Cercanos del Tercer Tipo (1977), ambas de Steven Spielberg, Halloween (1978), El Exorcista (1973) y, por supuesto, el Star Wars (1977) de George Lucas.
El cine blaxploitation
Fue en este contexto de grandes producciones donde crecieron los filmes de explotación negra. Se trató de un movimiento que tenía a la comunidad afroamericana como principal protagonista. Los héroes solían ser hombres o mujeres afroamericanos y de apariencia intimidante, oficiando de policías o detectives violentos.
Era típico que tuvieran una inclinación natural hacia la independencia y una falta total de respeto por las autoridades. La clásica escena que encontramos en el cine blaxploitation es una persecución automovilística por la ciudad con música funk o soul de fondo.
Previo a los años ´50, las producciones realizadas por afroamericanos (y para ellos mismos) estaban apartadas a una suerte de “ghetto cinematográfico” que recibía el despectivo nombre de “race movies”. Un crecimiento lento, pero progresivo, les fue permitiendo adoptar algunos papeles secundarios.
Fue una década después cuando, gracias a movimientos sociales como los Black Power y los Black Panthers, el cine blaxploitation comenzó a cultivarse y popularizarse entre las masas.
El primer gran exponente del género fue Shaft (1971), traducido para Latinoamérica como “Las noches rojas de Harlem”. John Shaft (Richard Roundtree) es un viril detective privado recorriendo las calles de Harlem para rescatar a la hija de un mafioso. El estilo característico del género quedaría determinado por esta producción: gafas inmensas, pantalones acampanados y pelo afro.
Quentin Tarantino amaba tanto el cine blaxploitation que lo homenajeó con Jackie Brown (1997), colocando a Pam Grier –diosa definitiva del género– como protagonista.
Las parodias como enciclopedias
Muchas veces, la mejor forma de entender cuáles son los elementos típicos de un género es mirando sus parodias. Por definición, la parodia siempre va a agarrarse de aquellos lugares comunes para exacerbarlos y llevarlos al límite.
El cine blaxploitation es cine clase B, con limitaciones presupuestarias, bajos valores de producción, pero con inmensas cantidades de entretenimiento. En estos días, cualquier cineasta estaría asesinando su propia carrera si buscara producir una película de explotación negra tradicional (a menos que seas Tarantino).
La solución es apelar a la parodia, que permite tomar los mejores elementos de una forma divertida… y evadiendo lo peor. Undercover Brother (2002) es un buen ejemplo aunque, por momentos, parece más una parodia de “Austin Powers” (que es, en sí misma, una parodia) que una sobre el cine blaxploitation.
La afectuosa parodia Black Dynamite
En Black Dynamite (2009) encontramos la que probablemente sea la más perfecta recreación de ese tipo de películas. Michael Jai White –quien también oficia de guionista– interpreta a un agente de la CIA (y veterano de Vietnam) que le declara la guerra a la mafia de las drogas.
La película está en todos los detalles, tanto en el apartado técnico como en el carisma de sus personajes. La impecable banda sonora es funk a más no poder y la historia inicia con una premisa simple (venga la muerte de un hermano) hasta volverse algo súper rebuscado y ridículo. No voy a arruinar la sorpresa acá, pero es muy divertida.
Black Dynamite es un hombre que puede satisfacer a tres mujeres, literalmente, al mismo tiempo. Vive en un mundo en el que todos parecen saber kung-fu… hasta el presidente Nixon, por algún motivo. Son geniales los malos diálogos y las fallas adrede que buscan reconstruir aquellas producciones rudimentarias. Cada tanto vemos aparecer micrófonos en la parte superior o los personajes se olvidan sus líneas.
No busquen coherencia narrativa en esta película. El director Scott Sanders recopila una sucesión de gags con todos los códigos del género. Su único objetivo es homenajearlo. Black Dynamite es, indudablemente, un producto fanservice, pero es también una excelente manera de conocer este tipo de historias.
Con una ambientación y caracterización logradísimas –aunque quizás no sea más que un chiste que se extiende demasiado– Black Dynamite es una perfecta parodia del cine blaxploitation, quizás la mejor hasta ahora. Me animo a decir que es mejor trabajo que el que Tarantino y Robert Rodriguez buscaban con Grindhouse. Su lugar dentro del séptimo arte está claro: película de culto.
