BAFICI [16]-REVIEW: Jules et Jim

Jules et Jim, la vigencia del clásico de Truffaut

La mejor manera que yo puedo encontrar de describir a Jules et Jim, o al menos como a mí más me gusta describirla, es la historia de dos hombres y una mujer que consiguen superar la gran guerra pero no la que tienen entre sí mismos.

¿Cómo está en el papel?

Supongamos que usted no sabe de qué se trata la película (y es una enorme suposición). Jules, un alemán, y Jim, un francés, se conocen en 1912 en Paris, y el gusto por la bohemia y la cultura que tienen en común no tarda en dar pie a una profunda amistad. Dicha amistad es puesta a prueba, cuando conocen a Catherine, quien más tarde se casa con Jules poco antes de estallar la Primera Guerra Mundial. Cuando esta finaliza, Jim se queda en la casa de Jules y Catherine por un tiempo, solo para descubrir que el matrimonio no es precisamente feliz.

Y ahí me detengo… porque sería contar toda la película.

Con este revisionado me he percatado que Jules et Jim tiene un guión más fluido de lo que yo le daba crédito la primera vez que la vi. Nunca entendí el famoso mote que le aplicaron a Truffaut como “el más americano de los franceses”, pero al ver la contundencia en la que se presentan los puntos de giro no me quedaron más dudas. El guión también sabe cuando usar la voz en over y cuando no; si bien muchas veces este el mecanismo que devela que sin dudas estamos hablando de una adaptación literaria, es también el mecanismo que nos informa de ciertas escenas que aunque esenciales en el desarrollo narrativo, no lo son tanto en el desarrollo dramático, esta simplemente se limita a informarnos. Esto nos deja a los personajes y sus emociones: la inseguridad de Jules, el carácter de Catherine, la pasión de Jim. El ver como estas personalidades se llevan hasta sus últimas consecuencias, y lo que estas le dejan a los personajes como saldo es lo que hace a Jules et Jim memorable.

¿Cómo está en la pantalla?

Si hay algo que me fascina, visualmente hablando, son las composiciones de cuadro de Raoul Coutard, el director de fotografía mas reconocido de la Nouvelle Vague, en donde utiliza todo el espacio que tiene para ofrecer el Cinemascope. Otra cosa que valoro es el montaje, que corta solamente cuando es necesario. Si Truffaut podía solucionar la escena en un solo plano, lo hacía; es más el corte se hace en función de las reacciones y sobre todo de las emociones.

La experiencia de verla en el cine

Ver Jules y Jim en pantalla grande me genero una gran satisfacción, principalmente porque la copia exhibida fue en 35mm, conservando el formato de pantalla ancha Franscope (equivalente francés del Cinemascope). Fue una sensación fuerte el ver en ese glorioso rectángulo escenas memorables como la de los tres personajes corriendo por el puente seguidos por esa cámara móvil que uno sabe estaba montada en una silla de ruedas, cuando la Therese de Marie Dubois hace la “locomotora a vapor” y escuchar a Jeanne Moreau cantar Le Tourbillon.

No obstante la gran alegría del 35mm trajo una gran desventaja; si bien la copia estaba casi prístina a nivel imagen, hubo serios problemas de sonido donde las voces se escuchaban en muchas ocasiones distorsionadas.

Conclusión

Uno de los triángulos amorosos más conocidos de la historia del cine mantiene su vigencia. Si llega a agarrar una función todavía, se la recomiendo, es una de esas películas que vale la pena redescubrir.