El Proyecto Adam: el listado del manual de género completo. Crítica, a continuación.

Treinta años en el futuro, el viaje en el tiempo es una realidad y Adam (Ryan Reynolds) es uno de los mejores pilotos de la compañía que mantiene el control absoluto sobre la tecnología. Pero ese futuro está lejos de ser una utopía, y Adam desconfía de la historia oficial sobre la muerte de su esposa Laura (Zoe Saldana) durante una misión en el pasado, por lo que se roba su nave para descubrir la verdad.

Sin embargo, una falla en su salto lo lleva al año incorrecto, donde es descubierto por una versión de sí mismo de 12 años (Walker Scobell) que se encuentra en pleno proceso de duelo por haber perdido a su padre poco más de un año antes.

Herido, con su nave dañada y perseguido por un ejército del futuro al mando de su antigua jefa (Catherine Keener), Adam mayor no tendrá más alternativa que conseguir la ayuda del Adam niño para completar su misión y regresar a su propia época. Pero la relación entre ambos se muestra conflictiva de inmediato, porque cada uno ve en el otro un reflejo de todo lo que no quiere ser en la vida, debiendo encontrar la forma de hacer las paces si pretenden tener éxito.

El Proyecto Adam, poca sorpresa y mucho carisma

La estructura base de El Proyecto Adam es simple y directa: volver al pasado para arreglar algo del futuro que no es como debería ser; una comedia de acción y ciencia ficción sin grandes complejidades en la trama, que aprovecha el viaje en el tiempo como excusa para hablar de temas como el duelo, la relación con los padres siendo niño y las relecturas de esa misma relación hechas por un adulto.

Como comedia de acción es efectiva y apenas correcta, pero El Proyecto Adam alcanza sus mejores momentos en las continuas peleas y discusiones entre los dos Adam, recriminándose por haber perdido el rumbo desde un lado y con la culpa de los errores cometidos por el otro, ofreciéndose mutuamente lo que el otro necesita para completar la perspectiva de la realidad sobre sus vidas. Sin embargo, todo lo interesante que tienen ambos personajes, no lo tiene el resto. Tanto los secundarios como la villana son apenas garabatos de trazo grueso que no importan casi nada para la historia.

Desde hace algunos años, especialmente desde el éxito de Deadpool, Ryan Reynolds (Free Guy, Detective Pikachu) se convirtió casi en un género en sí mismo (como también sucede con Adam Sandler, por citar otro ejemplo aprovechado por Netflix) y El Proyecto Adam está fuertemente marcada por su estilo de comedia, con abundancia de respuestas sarcásticas y comentarios auto burlones que le permiten mostrarse canchero pero al mismo tiempo dañado.

Alcanza con verlo a Reynolds en la portada para tener una idea de lo que se va a encontrar y El Proyecto Adam es completamente honesta con eso: gran parte de su atractivo descansa en el carisma del actor más que en la historia que cuenta o en cómo lo hace.