¿Cuántas veces fantaseamos con dejar todo, aunque sea unos días y escaparnos del ruido de la ciudad? Lake nos invita a jugar con esta fantasía.

El código para este análisis fue provisto por el editor.

En medio del constante debate de la dificultad de los juegos, de las visiones del creador y más tópicos, Withehorn Games publica un nuevo título que refuerza su idea como publisher. Al ingresar a su sitio web nos encontramos con una descripción que me ahorró el pensar muchas de las palabras de esta nota. 

Whitehorn se define como defensores de los “easy games”, son editores independientes de juegos agradables y acogedores, que se pueden jugar “de a poquito”, que no requieren habilidades o conocimientos especiales. Ellos creen en la accesibilidad, la inclusión y la variedad de la audiencia que puede jugar. 

Jugar a ser carteros mientras conocemos a nuestros vecinos en Lake

En términos generales, los juegos de este editor presentan un desafío, pero respetan nuestro tiempo y nunca te penalizan, consideran que ya tenemos suficiente stress en nuestra vida personal. Así que Lake es todo eso, una experiencia que podemos disfrutar cuando tenemos un ratito para jugar, que nos va a tratar de bajar y dejarnos ir a dormir con una sonrisa. 

Gamious studios nos lleva hasta 1986, en donde la tecnología no estaba tan presente en nuestras vidas, pero sí el estrés y el trabajo agobiante. Nuestro personaje es Meredith Weiss, una mujer independiente y adulta que trabaja en un incipiente mercado de desarrollo de software, con un jefe que la presiona constantemente para trabajar fuera de horario y cumplir con deadlines imposibles. ¿No me digan que se vieron representados? 

Meredith se toma 2 semanas de vacaciones y elige pasarlas en su pueblo natal, un hermoso y acogedor pueblo típico americano que queda alrededor del lago que le da nombre al juego. El viaje de Meredith coincide con el de sus padres, entonces ella se quedará en su antiguo hogar y de paso suplantará a su padre, el cartero del pueblo. 

Podríamos decir que Lake nos invita jugar como carteros y repartir paquetes durante 2 semanas mientras recorremos el hermoso paisaje, que cuenta con una muy buena elección artística, similar a Firewatch, por poner un ejemplo. Pero la realidad es que esta actividad que realizamos es medio una excusa. Lake es como esas series, Ted Lasso por ejemplo, en donde la dirección técnica del Richmond es una excusa para contarnos las historias personales de sus personajes, de cómo se van generando vínculos y de cómo su vida se modifica en torno a ellos. 

Lake nos invita a jugar de buenas personas

En Lake pasa exactamente lo mismo, mientras repartimos paquetes escuchando una muy buena banda sonora de música country, vamos relacionándonos con diversos personajes, descubriremos que pasó con viejos vínculos que abandonamos hace 22 años y formaremos nuevos.  

No quiero abundar en detalles porque este tipo de vínculos es el mayor atractivo de jugar Lake, pero en cada uno de esos encuentros tendremos elecciones de diálogo, que irán evolucionando con el correr de los días y como en la vida real podremos elegir ignorar los problemas que tienen nuestros vecinos porque “estamos muy ocupados y no tenemos tiempo” o podemos elegir escucharlos y ayudarlos. Como en la vida real, estas elecciones no tienen graves consecuencias, no perdernos la partida ni volveremos a un punto de guardado anterior, continuaremos con nuestra rutina, pero sabiendo que elegimos ignorar a otro ser humano que necesitaba un poquito de nuestro tiempo. Cada jornada laboral termina en Lake al entregar todos los pedidos, en las transiciones entre días volveremos a casa y unas cinemáticas van a llevar adelante el desarrollo de la trama. 

En cuanto a gameplay, Lake es un juego sencillo y fácil de jugar, manejamos el camión hacia los iconos de entrega, si es un paquete lo tomamos de la parte de carga y lo entregamos; si es una carta, la tenemos en el morral y con solo ir hasta el buzón la tarea estará hecha. Hay unos puntos de viaje rápido para no tener que dar vueltas extensas al lago y tenemos la función de piloto automático si no tenemos ganas de conducir hasta el destino. Los controles son sencillos e intuitivos, con pocos botones controlamos todo 

Las voces son en inglés, pero con una gran cantidad de idiomas en subtítulos con CC para personas hipoacúsicas. El diseño de los personajes está bien, la elección del estilo artístico ayuda a disimular algunas limitaciones de presupuesto. Hay algunos errores menores, como el corte abrupto de animaciones o el uso de assets repetidos para realizar ciertas acciones. Por poner un ejemplo, cuando subimos o bajamos de la camioneta, la transición es una animación, no se hace en tiempo real, esto hace que en ocasiones presente algún error de concordancia o un pequeño delay en tiempos de carga, que en una Xbox Series X es muy poco perceptible. 

Pero la experiencia humana al jugar Lake hace que se olviden todos esos errores. Es una historia muy humana, muy real y hace un excelente trabajo en transmitirlo. ¿Quién no se sintió agobiado por el trabajo en este último tiempo? ¿Quién no sintió la necesidad del vínculo con sus seres queridos? ¿Acaso no extrañamos todos juntarnos a tomar algo, reírnos y hablar de la vida con amigos? Todas esas sensaciones están condensadas en las 6 horas que nos toma completar Lake. 

Lo más interesante es que Lake nos invita a jugar a ser buenas personas, pero también nos permite seguir siendo los mismos egoístas porteño-centristas de siempre (¿lo pensé o lo escribí?) con la durísima e impactante lección de que esto no tiene mayores consecuencias en la vida, digo, en el juego.  

En épocas durísimas para los vínculos y relaciones, donde muchos se replantearon qué hacer de sus trabajos y sus vidas, Lake nos propone jugar con esa fantasía para aquellos que no pueden o no se animan a hacerlo en la vida real. Sin duda, una de las experiencias más gratificantes de los últimos meses, un mimo al alma. 

Lake ya está disponible en Xbox y Pc a un precio de 223 pesos más impuestos.