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Elden Ring, la experiencia de un novato

Elden Ring es una entrega nueva de la mente detrás de Dark Souls, franquicia que muchos aman y que a otros nos importa muy poco. Entérate si vale la pena el viaje. 

Dentro del género de los RPG de acción, la saga Souls de Hidetaka Miyazaki cuenta con fieles seguidores que hasta han llegado a instalar el nombre de la franquicia como un subgénero de los videojuegos. Es normal leer que tal título es un “souls” por el solo hecho de morir muchas veces. 

En lo personal no tengo mucha afinidad con el subgénero, pero viendo la expectativa que genera consideré oportuno entrar en el juego y darles la visión de un novato de Elden Ring. Aquellos fans acérrimos, ya están familiarizados con las mecánicas y sabrán qué esperar, notarán los cambios al instante y seguro lo amarán, porque son así: casi un culto. En esta nota el objetivo es “iluminar” a aquellos que estén en mi misma situación y estén dudando si entrar o no al universo Elden Ring

Elden Ring es un RPG de acción que tiene a las mentes de George R. R. Martin y de Miyazaki detrás de la parte creativa, cuenta con un profundo trasfondo y ofrece una gran cantidad de misterios e historias para descubrir. En un mundo medieval fantástico plagado de criaturas enormes como trolls, dragones y más personajes imponentes. 

Nuestro recorrido por las tierras intermedias comienza con la personalización de nuestro personaje y la elección de clase. El creador de personajes de Elden Ring es bastante amplio y si bien arrancamos con algunos cuerpos predefinidos podremos personalizar en detalle su aspecto, aunque esto es solo estético y no va a influir en nuestras habilidades. 

el diseño de personajes de Elden Ring es soberbio

Por otra parte, la elección de la clase va a definir nuestro estilo de juego en Elden Ring, contamos con 10 clases iniciales, una cantidad interesante que si bien cumple con los requisitos básicos del manual de los RPG, amplía las capacidades de los guerreros, magos y arqueros. La primera elección es importante, podremos cambiar nuestro destino con los puntos de experiencia, pero el poder elegir entre un mago con algunas destrezas en el cuerpo a cuerpo y otro mago enfocado en los hechizos es un buen punto de partida. 

El valor agregado de Elden Ring, eso que lo distingue del resto, su “marca registrada” es el uso de la muerte del jugador como mecánica de juego, es una consecuencia de nuestros errores y una herramienta para el aprendizaje. Según el desarrollador no se trata de un mero castigo arbitrario, sino de un proceso de aprendizaje. Casi filosófico, pero cuando nos encontramos frente a caídas imprevistas o situaciones fortuitas que nos conducen a la muerte, medio que lo filosófico da un poco de bronca. 

Al morir en Elden Ring regresaremos al último sitio de gracia en el que descansamos y perderemos todas las runas acumuladas; tendremos una chance de recuperar lo perdido regresando al sitio de nuestra muerte, pero solo una oportunidad. Las runas son moneda del juego que sirven para comprar ítems, equipo y habilidades para subir de nivel. Así que funcionan tanto como puntos de experiencia y como economía del juego, por lo que administrar bien estas runas es fundamental para el progreso en Elden Ring

Esos sitios de gracia funcionan también como check points que permiten el viaje rápido a través del mapa; porque Elden Ring es un RPG de mundo abierto y como tal cuenta con cuevas, criptas, fortalezas y muchas locaciones más donde encontraremos trampas, enemigos poderosos y recompensas. Para recorrer estas extensas tierras contamos con la asistencia de Torrent, nuestro compañero equino mágico que, al revés que la filosofía del juego, nos simplifica la vida: nos permite realizar grandes caídas, escalar pequeñas superficies gracias a su doble salto, recorrer grandes distancias y simplificar algunos combates.

Elden Ring pone al jugador como protagonista de su historia

Tenemos los sitios obligatorios para el progreso de la historia (legacy dungeons) con sus jefes finales particulares, las criaturas desafiantes que se encuentran en el mundo abierto y los dungeons, donde deberemos resolver algún puzle para luego acceder al combate con el jefe final. No completé la totalidad de los dungeons de Elden Ring pero aquellos que sí, presentaron una dificultad baja en cuanto al rompecabezas y por lo general consisten en ir hasta el final de un pasillo, tocar una palanca y abrir la puerta del recinto del jefe. 

The Land Between o las Tierras Intermedias (la locación principal del juego) presenta, justamente, una calidad intermedia. Si bien hay playas, lagunas, riscos, montañas y pantanos no se observa una gran variedad en la construcción de escenarios. La vegetación se repite una y otra vez dentro de cada bioma y, junto con las formaciones rocosas, no ofrece una gran calidad gráfica. Además, el mapa se encuentra rodeado de una niebla sospechosamente funcional a la trama que justo viene a solucionar el tema del skybox, las líneas de horizonte y las distancias de dibujado. Supongo que al ser una entrega inter generacional deben sacrificar calidad para poder funcionar de manera aceptable en todas las consolas. Que no se malentienda: hay una variedad de escenarios en Elden Ring que van apareciendo a medida que progresamos en la historia, pero no llega a ser algo deslumbrante que se desataque por sobre otros exponentes de género 

El tamaño del mapa de Elden Ring es considerable; iremos consiguiendo fragmentos del mismo para desbloquearlo y una vez que pasemos por un punto de interés, quedará señalado. Al contrario de lo que uno supondría, hallar estos fragmentos de mapa es muy sencillo y la información que ofrece es muy amplia; allí quedarán señalados los sitios de gracia que nos van a servir como puntos de viaje rápido, de guardado y de mejora de habilidades. 

Aunque el mapa ofrece una gran cantidad de información, no tenemos un quest log que nos indique cada cosa disponible en el mismo sino que tendremos que ir dibujando marcas para recordar eventos, misiones y demás puntos de interés

Cuando ingresamos a las cuevas y dungeons en Elden Ring se siente como recorrer una y otra vez la misma estructura, pero con los pasillos ordenados de manera diferente en una sucesión de assets marrones y grises. También hay que señalar que cuando juega con la arquitectura medieval y la orografía logra resultados imponentes.

El diseño de personajes es mejor que el del ambiente, podemos encontrar criaturas enormes y los jefes están muy bien logrados (por lo menos los principales) aunque es cierto que en algunos dungeons vamos a encontrar versiones “alternativas” de personajes que recorren el mundo de Elden Ring. De esta manera, esos jefes van a ser el mismo personaje, pero en versión sombra, fantasma o de mayor tamaño. 

Hay una gran variedad de enemigos y dentro de estos una cantidad destacada de jefes. Los de la historia principal tienen puestos encima una cantidad mayor de trabajo y algunos de los del mundo abierto también, pero no quiero abundar en detalles para no arruinar sorpresas.  

El combate ofrece una gran cantidad de variantes que se ajustan a las distintas clases disponibles: magia, ataques a distancia y cuerpo a cuerpo serían las tres grandes ramas, pero dentro de esta clasificación encontramos muchas más variantes. En Elden Ring vamos a encontrar una gran cantidad de armas que podemos subirlas de nivel y equiparlas con habilidades especiales. Cada arma tiene su estilo característico y mas allá de nuestro equipo inicial, podremos ir probando diferentes combinaciones.

En mi caso elegí el Samurái, porque si hay un samurái hay que elegirlo. Este personaje puede equipar una katana, un arco y un escudo. El combate cuerpo a cuerpo ofrece ataque débil, fuerte, a dos manos y una posición del iaido donde comenzamos el ataque con la espada envainada. También podemos combinar estos golpes con el salto y ampliar nuestro abanico de posibilidades. La evaluación es medio tramposa: tenemos 5-6 tipos de ataque por personaje que si lo multiplicamos por la cantidad de clases disponibles nos da una cantidad abrumadora, pero solo podemos usar un personaje por run. Esto garantiza que la experiencia será distinta para cada jugador, bien delimitada por la elección de la clase. 

En Elden Ring tenemos una gran variedad de jefes, enemigos poderosos o minions y el combate se siente distinto frente a cada uno de ellos. Cuando enfrentamos a los minions, el juego parece un hack and slash donde básicamente hay que apretar el botón de ataque sin parar teniendo cuidado de no agotar la resistencia para garantiza la victoria. Los enemigos poderosos combinan ataques débiles con fuertes, unos se pueden bloquear y otros esquivar; por lo general su inteligencia artificial es bastante boba y con trotar hasta que fallen el ataque fuerte será suficiente. Es decir que el combate se vuelve un poco más pensado, pero esta estrategia básica sirve.

Los jefes ofrecen el mayor desafío, con barras de salud estúpidamente grandes y ataques ilógicamente poderosos junto a secuencias de ataques extensísimas. Aquí el combate pierde cierta lógica y se vuelve artificialmente desafiante. Los enemigos nos derrotarán con 1 o 2 golpes y son una esponja de recibir daño, el bloqueo pierde sentido ya que es ineficiente contra la mayoría de los ataques, las secuencias de ataques son extensas y la ventana para poder atacar es tan pequeña que deja lugar a 2 o 3 golpes como mucho.  

Para el jugador debutante, en Elden Ring la lógica se reduce a correr alrededor del enemigo, evitar que nos acierte y esperar a que falle el ataque cargado que lo va a dejar vulnerable un breve lapso de tiempo. Podemos rodar para evitar los golpes y contraatacar más rápido, pero hay que tener en cuenta que la eficiencia del roll es directamente proporcional a la carga del equipo que llevamos. Tiene lógica: si estamos gorditos nos movemos más lento. También tenemos elementos arrojadizos y espíritus que nos pueden ayudar, toda estrategia es válida para derrotar al enemigo.

Seguramente los jugadores expertos dominarán el combate en Elden Ring y podrán derrotar a los jefes de maneras más épicas, divertidas y vistosas, pero esta nota está escrita por un novato y esta es la forma que encontré de no morir una y otra vez en el mismo lugar. 

Elden Ring ofrece una cantidad ridícula de contenido, el jugador puede optar por descubrir todos los secretos de las tierras intermedias o ir directo al grano y resolver el conflicto de la trama principal. El título está diseñado para re-jugarlo numerosas veces, experimentar con diversas clases y encarar los retos de distintas formas, hay situaciones que se pueden evitar, siempre hay un camino entre los arbustos que nos permiten esquivar la lucha o encararla de manera sigilosa. Hay una gran cantidad de personajes secundarios con atractivas sub-tramas para investigar. 

Más allá de la dificultad y de morir infinidad de veces, el otro sello distintivo de Elden Ring es que no lleva de la mano al jugador, no hay indicaciones para todo lo que se puede hacer, solo existen algunos tutoriales básicos de las mecánicas fundamentales del juego. En los dungeons no tenemos botones brillantes ni superficies agrietadas que nos indiquen de manera obvia hacia dónde ir.  

Los arcos secundarios en Elden Ring no están marcados en el mapa; si un NPC te dice “no te metas con el dragón del lago” entonces uno sabe que hay un dragón en el lago, así que uno va, lo mata y vuelve con el NPC para tener otro diálogo del tipo “que cabezón que sos, te metiste con el dragón. Bueno ese corazón que le sacaste lo usa cierto culto para ciertas cosas”. Entonces uno tiene que encontrar donde está el culto de los dragones y acordarse de llevarles el corazón, pero no hay waypoints ni marcadores brillantes o iconos en el mapa que digan “acá es la misión secundaria”. Aunque hay que señalar que para las misiones principales, los sitios de gracia nos muestran más o menos para donde hay que ir. 

Este aspecto de despojo de información es quizás lo que más me gusta del juego, porque pone al jugador como protagonista de la historia. Qué cosas aprendemos, qué encontramos y cómo armamos nuestro viaje es pura responsabilidad nuestra. Es la reivindicación más grande del género, nos hace asumir la R de RPG. En otros títulos, como AC Valhalla por ejemplo, el jugador tiene un rol de espectador/protagonista, controlamos un personaje, que le suceden una serie de cosas que, si no podemos resolverlas, el mismo juego se va a encargar de guiarnos de manera bastante evidente. Esto no sucede en Elden Ring. Con esto no quiero decir que una experiencia es mejor que la otra, sino que son diferentes. Cada cual se sentirá más a gusto en un lugar o en el otro. 

Si bien hay una gran libertad en cómo construimos nuestro camino, Elden Ring no deja de ser un RPG basado en niveles y aunque no existen números en el mapa ni calaveras sobre las cabezas de nuestros enemigos, existe ese limitante por nivel. Podemos ir hasta el fondo del mapa al iniciar la aventura, pero los enemigos allí disponibles serán más poderosos que los disponibles en las primeras zonas. 

Hay un apartado multijugador; en ciertas zonas podemos pedir ayuda de algún jugador para superar situaciones desafiantes o invadirlos y competir para ver quien tiene la espada más grande. Además, podremos dejar una serie de mensajes que sirven de advertencia a otros jugadores sobre peligros, tesoros, trampas, etc. Este aspecto me pareció súper interesante y me dio cierta nostalgia de los tiempos donde no había guías en YouTube. Pero esta función online de Elden Ring requiere conexión permanente e interfiere con el quick resume de Xbox Series, así que la terminé desactivando. 

Elden Ring tiene una interesante construcción de la narrativa, un imaginario atractivo y muy buenas líneas argumentales tanto en el guion principal como en los arcos secundarios; toda su mitología es sumamente fascinante y esta “mecánica” de poner al jugador como protagonista lo diferencia del resto de los exponentes del género. 

El combate se siente desbalanceado o injusto en ocasiones y entiendo esa duda que busca sembrar sobre si enfrentar o no un desafío para tratar de obtener una buena recompensa, pero está diseñado para perder 3 o 4 veces antes de comprender la secuencia del jefe y en ocasiones hay que recorrer un largo camino hasta llegar a la zona de enfrentamiento, lo que genera más tedio que ganas de superarse. 

En algunas situaciones podemos encontrar las estatuas de Marika que sirven de check point y están próximas a batallas con jefes importantes; aquí no tengo queja en morir una y otra vez, perder las runas y los consumibles. Pero no me hagas recorrer medio mapa para un jefe secundario. 

Por otro lado, a pesar de ofrecer un mundo basto e intrincado, la calidad gráfica del mismo cumple pero se siente vieja aún en consolas de actual generación y se nota que en Elden Ring siguen usando un motor gráfico anticuado que ya dio todo lo que tenía para ofrecer. El diseño de la interfaz de usuarios es como el torpedo/tablero de un Chevrolet Corsa, tiene la información necesaria, funcional y robusto, pero con 20 años de antigüedad.  

Obviamente el desempeño de Elden Ring en consolas de actual generación es sólido, tanto en Xbox Series S como en Series X, que son las plataformas que pude probar. Tiene disponible dos modos gráficos: uno que prioriza los cuadros por segundo y otro la calidad gráfica. Las diferencias son muy pocas así que recomiendo usar el modo rendimiento pero sin modificar la velocidad de la cámara, porque si se la sube por encima de 5 es como si la velocidad de la cámara no coincidiera con los cuadros a los que se mueve el juego y genera una especie de motion sickness. 

En resumidas cuentas, Elden Ring es un juego que destaca desde su parte narrativa y artística, ofrece un mundo interesante, profundo y rico para descubrir y pone en el rol de protagonista al jugador de una manera única y distinta. Por el otro lado, abusa de la muerte como mecánica de aprendizaje y el combate no ofrece la suficiente satisfacción como para embarcarse en esas gestas cuando no es obligatorio y ofrece un apartado técnico que se siente un poquito quedado en el tiempo. 

Obviamente los jugadores seguidores del autor estarán encantados con Elden Ring porque tienen todo lo que vienen a buscar y de lo que no, harán oídos sordos. Para el jugador novato, Elden Ring es un buen título que luego de algunas horas de familiarizarnos con sus particularidades, nos dejará disfrutar de todo lo que tiene para ofrecer. Hay que tener cierta tolerancia hacia la frustración, pero no se requiere ser una especie superior de gamer para entrar en Elden Ring

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