Una nueva propuesta de EA Originals, que cuenta una historia muy humana en un imaginario salido de las películas de Tim Burton. Hoy te contamos las razones para jugar Lost in Random. 

El código del juego para este análisis fue provisto por el editor. 

Porque no todo es FIFA y Madden, Electronic Arts nos vuelve a traer una interesante propuesta bajo su sello “Originals”. Luego del maravilloso It Takes Two, la vara está altísima. ¿Qué sensaciones nos quedan despúes de jugar Lost in Random? En esta nota un intento de respuesta.  

Lost in Random es una aventura de acción en un mundo de fantasía bastante oscuro, con una fuerte impronta en la elección del estilo artístico, claramente influenciado por el imaginario de Tim Burton. En este sombrío mundo de fantasía, el orden social y económico es establecido por el distrito en donde viven los habitantes del reino de Random. Este sistema de castas, muy similar a Los Juegos del Hambre, por ejemplo, ha sido establecido por una malvada reina al final de la No Dice War, un conflicto que terminó con los dados y la magia en todo el reino. 

En los barrios bajos de Onecroft (o Unianos en español) viven las hermanas Even y Odd, con los típicos conflictos de la gente de los barrios bajos, largas jornadas mal pagas en trabajos insignificantes, dignos de la Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero de Keynes y constantes abusos de la patronal. Esto se mezcla con la calidez del barrio, con los pibes jugando en la calle hasta altas horas de la noche, siempre con la compañía de algún perro pulgoso, pero simpático.   

Esta normalidad se ve alterada de vez en cuando con la llegada del Ladrón de niños de la Reina (manso título) que hace justamente eso, se roba a los niños y los envía a los distritos según lo determine un dado mágico, que funciona como el sombrero seleccionador de Harry Potter pero para pobres. Para desgracia de nuestra protagonista, su hermana Odd es seleccionada por el dado ortiva ese para ser enviada a Sixtopia y vivir en el distrito de la mismísima reina, debiendo convivir con ella en su palacio. Por alguna razón, Even decide que este destino es malo y se embarca en una aventura para rescatar a su hermana de una vida de lujos, para volver a los suburbios. 

El viaje de Even por el reino de Random es un hermoso recorrido por el imaginario de los desarrolladores, donde cada uno de los distritos tiene su personalidad, tanto desde lo arquitectónico, hasta la apariencia de los personajes que allí viven. Al jugar Lost in Random, partimos de Onecroft, con calles estrechas, casas pequeñas y bajas y cercanas a instalaciones portuarias. Luego pasamos a Two-town, el distrito más destacable en mi opinión, que parece tener dos personalidades, el alcalde es un personaje con 2 caras que están en lucha por separarse, es más, en el distrito se está construyendo otro Two-town al estilo Inception para los ciudadanos divididos. Y para terminar tenemos Sixtopia, con la típica opulencia del distrito rico.

El nivel de crítica social disfrazado de juego para jóvenes dentro de Lost in Random es enorme y está muy bien integrado, dando ganas de salir a prender fuego un barrio privado después de jugar algunas horas. 

Temprano en nuestra aventura, terminaremos en una área misteriosa olvidada en el tiempo donde quedan los últimos dados mágicos, seres exterminados por la Reina años atrás. En este extraño lugar conoceremos a Dicey, un simpático dadito que nos va a acompañar en las aproximadamente 15 horas que nos va a tomar jugar Lost in Random. Dicey es un companion querible, pero nadie supera a BD-1 

Lo novedoso al jugar Lost in Random es su sistema de combate, mientras el resto del gameplay podría catalogarse como una aventura bastante lineal, con poca libertad para la exploración. El sistema de combate combina la construcción de mazos de cartas con algunos aspectos de los combates por turno de los RPG, el sistema es bastante original y se merece una explicación un poco más detallada. 

En primer lugar, tenemos zonas de exploración, donde nos encontramos con algunos puzzles simples, presionar palancas para desbloquear caminos y cosas así, y luego tenemos zonas de combate. Cuando nos encontramos con algún soldado de la Reina no tenemos armas equipadas. Solo contamos con una gomera, que no les hace daño alguno, pero si le pegamos en unos cristales que les van saliendo en el cuerpo, podremos recogerlos y usarlos como energía para nuestro mazo de cartas. Dicey rodará en el suelo y el número que salga va a indicar la cantidad de energía que podremos usar en ese turno, la mano de cartas puede contener hasta 5 distintas y allí tendremos armas, trampas y potenciadores para elegir. 

Cuando tiramos el dado y mientras elegimos qué cartas usar, el tiempo se detiene y podremos posicionarnos donde queremos para una mejor estrategia. Existen variedad de cartas y numerosas opciones de combinación. Por ejemplo, podemos invocar una especie de vórtice que atrae a los enemigos cercanos y colocar en el centro una carta bomba, de esa manera dañar a varios enemigos en un solo turno/ataque. 

Lost in Random nos invita a jugar con un novedoso sistema de combate.

Luego de la fase de ataque, sigue otra fase de recolección de energía, para luego volver a tirar el dado e iniciar de nuevo la fase de ataque, esto se combina con golpes cuerpo a cuerpo y esquives de ataques rivales. De esta manera Lost in Random introduce unas mecánicas originales y atractivas de jugar.

Pero no todo es positivo al jugar Lost in Random, quizás su mayor inconveniente son las inconsistencias de ritmo; al inicio del juego tiene mucho que contar y se toma su tiempo hasta ponerse en marcha. Puede parecer algo lógico dado el trasfondo narrativo, pero podrían haberse usado maneras más inteligentes de favorecer el relato.  

El recorrido entre los distinto distritos también es irregular, mientras los primeros tres son sensacionales, hacia el cuarto la mecánica de “andá a juntar estas cosas y volvé conmigo” pierde el impacto y para cuando llegamos a Fivetropolis y Sixtopia queremos que todo pase rápido y ver de una vez por todas el fin, el de la aventura, pero no de la mejor manera.

En resumen, la primera mitad es fantástica, tenemos ganar de jugar más y más de Lost in Random, explorar el reino y ver qué sorpresa nos depara el próximo distrito, pero al ingresar en la segunda mitad del juego, las misiones se tornan repetitivas, posiblemente tendremos la mayoría de las habilidades maxeadas e iremos por los distritos tratando de pasarlos de la manera más rápida posible. 

Otro de los aspectos que van en contra de la inmersión es la localización, las traducciones al español son malas, “Par e Impar” tiene nada de impacto ante “Even and Odd”, lo mismo con las traducciones de los distritos. Notarán que elegí usar los nombres en inglés, para mantener la magia. Durante los diálogos y las interacciones in-game, Even no tiene actuación de voz, pero sí durante las cinemáticas, entonces pasamos de escuchar la voz, la emoción de nuestro personaje, a elegir una línea de dialogo y smashear, para que pasen lo más rápido posible en silencio, dejando de leer qué es lo que dice para la mitad del juego. 

El relator está bien logrado, pero esta inconsistencia con el doblaje hace que pierda cierto encanto. Una verdadera pena ya que el imaginario de Lost in Random es muy bueno, en numerosas ocasiones dejé de jugar y me detuve a ver las texturas y materiales de los que estaban hechos los personajes; cerámica, madera, piedra, hay varios elementos por ahí dispersos y su elección no es nada al azar. La banda sonora está bien, sin llegar a ser algo descomunal. 

Como para cerrar, Lost in Random es una aventura interesante, que cuenta una historia muy humana, propone un sistema de combate novedoso que mantiene durante gran parte de su desarrollo al jugador atrapado, pierde un poco de consistencia al final, pero de todas maneras vale la pena jugar y vivir la experiencia. 

Lost in Random está disponible en Xbox a un precio de 1800 pesos más impuestos y 30 dólares en Playstation.