Tras 6 años de ausencia y con un desarrollo cuanto menos tumultuoso, regresa el Jefe Maestro a Xbox y te contamos las razones para jugar Halo infinite.

Uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan las franquicias tan icónicas como Halo es encontrar ese equilibrio entre tradición e innovación. Los tiempos cambian, el público se renueva y las tendencias son distintas. Lo que te hizo único hace 20 años ya no puede ser tu única arma, no se puede vivir del pasado, hay que adaptarse y superarse, pero nunca improvisar.

2021 tuvo la particularidad de tener presentes a tres de los padres fundadores de los juegos de acción en primera persona (siempre vivirás en nuestra memoria, Medal of Honor) y cada uno de ellos eligió una vía distinta para mantener su posición de privilegio. Mientras que Call of Duty y Battlefield eligieron la nostalgia de enfocarse en el pasado e ir a lo seguro arriesgando poco, Halo Infinite eligió arriesgar un poco yendo hacia un mundo abierto, con los riesgos que eso implica para cualquier FPS. Si bien es cierto que siempre tuvo un toque sandbox, nunca se lo tomó tan en serio como en esta entrega.

¿Y por qué comenzamos hablando de esto y no del guion o del gameplay? Porque esta decisión lo cambia todo. Halo siempre está en la búsqueda de incorporar novedades a su personalidad y estos cambios no siempre son bien recibidos por la comunidad de fans, que están cada vez más grandes y más cascarrabias. Basta recordar cuando se incorporó el ADS o la posibilidad de correr.

Halo 5 había intentado cambiar el ADN de la franquicia con habilidades Spartan, ADS para todas las armas, jugar con una patrulla todo el tiempo y que cada uno de sus miembros tenga habilidades particulares; todo eso junto al sacrilegio de intentar eclipsar con Spartan Locke el protagonismo del Chief hizo que, a pesar de una buena recepción de la presa, los fans lo odiaran.

Si bien es más o menos una continuación de Guardians, en Halo infinite intentan despegarse lo más posible de ese tropezón y mientras menos lo puedan nombrar, mejor. En esta ocasión el Jefe Maestro vuelve a tomar el rol protagónico desplegando todo su particular carisma de héroe de acción de los 90, con catchphrases y todo.

La gente de 343i tomó la inteligente decisión de mantener la clásica personalidad y protagonismo de su personaje principal e innovar solo en el gameplay y el modo de explorar el mundo. Con algunos cambios sutiles (y otros no tanto) se las ingeniaron para ofrecernos un juego fresco y moderno que mantiene su personalidad en la estructura del guion y los personajes.

Es la típica historia de acción: hay un malo muy malo que va a hacer cosas malas con consecuencias catastróficas y nosotros de la mano del Jefe Maestro, su carisma, las armas icónicas de la franquicia y una IA nueva que tiene siempre un chiste para contar vamos a salvar al zeta Halo, sus habitantes, la humanidad y el universo entero.

Halo Infinite encuentra el equilibrio justo entre tradición e innovación al jugar.

Si bien el guion no se escapa ni un poquito de las convenciones y de lo esperable, está contado de una manera agradable y con momentos que tocan la fibra sensible del jugador para hacerlo reír y emocionarse en diversas ocasiones; es simple pero efectivo y es la puerta de entrada a un nuevo imaginario.

Los enemigos son los mismos de siempre; esos de nombres difíciles que solo el más fan que conoce bien quién es quién en el universo Halo se puede acordar.

Lo mejor que tiene Halo infinite es su jugabilidad; y al fin y al cabo a eso venimos ¿no? A jugar.

La “simple” incorporación de un grapple hook lo cambia todo, un artilugio súper conocido en el desarrollo de juegos, pero que está integrado en Halo infinite de manera exquisita (mis respetos al miembro del equipo de desarrollo que dijo “¿y si le ponemos un gancho?”) Desde la movilidad para la exploración y en la dinámica de combate: podemos robarnos un vehículo, acercar armas potentes que estén tiradas en el campo de batalla e incluso tomar unas bobinas explosivas y arrojárselas a nuestros enemigos, las posibilidades que brinda la incorporación del gancho son infinitas.

Zeta Halo tiene una geografía montañosa con lugares de difícil acceso que esconden secretos y recompensas, pero los jugadores más curiosos pueden escalar esas interminables montañas con el gancho del jefe Maestro casi en su totalidad.

También tenemos un puñado de actividades secundarias para realizar en el mundo abierto al más puro estilo FarCry, como destruir torres de propaganda, liberar puestos de control, ayudar a patrullas amigas en aprietos o dar caza a jefes enemigos que custodian poderosas recompensas. Además de servir como punto de viaje rápido, los puestos de control nos permiten convocar armas, unidades y equipo para usar en nuestra aventura, cada uno de estos ítems se desbloquean en una especie de pase de batalla que vamos mejorando a medida que realizamos actividades en el mundo de Halo Infinite.

Además de estas variadas actividades secundarias, como en todo mundo abierto que se precie de tal, en Halo infinite también tenemos un montón de cosas para juntar, como armaduras que desbloquean ítems para el multijugador, registros de audio que expanden la historia y núcleos spartan que podemos usar para mejorar nuestras habilidades en distintos niveles. Porque el gancho no es la única habilidad que disponemos (aunque es la única verdaderamente útil), con esos núcleos también podremos mejorar nuestro escudo personal, obtener un muro de energía, un detector de amenazas o el viejo dash de Halo 5 que vuelve en forma de habilidad.

La campaña de Halo Infinite consta de 14 misiones principales que se pueden completar en más o menos 8 horas, pero que se extiende considerablemente si realizamos todas las actividades disponibles. Las primeras dos misiones tienen la estructura tradicional de Halo: interior de una nave, enemigos y cosas que explotan; todo un claro guiño a los fans y una carta de presentación para los nuevos, una forma de decir “esto somos” pero que se transforma al llevar a la superficie del Halo zeta.

Si bien tenemos un solo bioma, la estructura del anillo está muy bien lograda, con una orografía que mezcla mesetas, montañas, llanuras y quebradas con el interior de cuevas con tecnología alienígena que se expanden hacia la superficie, dando como resultado un contraste equilibrado y un paisaje variado a pesar de su cohesión.

El arsenal disponible incluye todos los clásicos y algunos nuevos que están desparramados por todo el mapa. Dado la cantidad de acción que hay en Halo infinite, los combates se dan en diversas formas: corto y largo alcance, con gran cantidad de enemigos o pocos pero poderosos e incluso con algunos de ellos en vehículos, por lo que cambiar de arsenal es una práctica constante.

El diseño de sonido es espectacular. Desde la posibilidad de escuchar los diálogos de aliados y enemigos, pasando por la satisfacción de oír el sonido de un tiro en la cabeza mientras disfrutamos la clásica y épica banda sonora de Halo infinite, que está en concordancia con el resto de la franquicia. Piel de pollo.

Si bien lamento la falta de algunas características como la posibilidad de jugar de manera cooperativa o la ausencia de un selector de capítulos para completar algún logro pendiente, la campaña de Halo infinite es épica en el más puro sentido de la palabra. Se las arregla para innovar manteniendo su personalidad y todo lo que uno espera está ahí, pero conserva la capacidad de sorprendernos con una jugabilidad pulida, dinámica, que se adapta perfectamente a los usos y costumbres actuales. Halo Infinite demuestra de manera más que satisfactoria que el Jefe Maestro es infinito.

Y si terminaron la campaña, voltearon hasta la última piedra, consiguieron todas las calaveras y volvieron a terminar la campaña en legendario, pueden saltar al multijugador que está disponible desde hace un tiempo.

El multijugador de Halo infinite mantiene la misma filosofía: muestra su personalidad pero se ve y se siente moderno con un gameplay rápido y fluido que frustra a esos jugadores acostumbrados a correr solos y matar de 2 tiros. Es dinámico pero todavía requiere del trabajo en equipo para ganar: no importa el reporte post partida, la cantidad de bajas o el ratio, lo importante es ser parte del equipo y hacer tu trabajo.

En estos momentos Halo Infinite cuenta con tres listas de juego: partida rápida, clasificatorias y batallas de equipos grandes, cada una con 4 modos de juego y mapas variados. Los mapas de equipos pequeños tienen distintas conformaciones que favorecen distintos tipos de juego, pero que siempre alientan al trabajo en equipo.

El funcionamiento de Halo infinite tanto campaña como multijugador es una delicia, por lo menos en su versión de series X, se ve limpio, claro y bien definido, la iluminación es hermosa y funciona sólido como La Roca. Cuando los servidores andan bien se pude jugar con 35 ms de ping, lo que hace que me sienta bueno.

Halo infinite se tomó su tiempo en llegar a nuestras pantallas, fueron largos 6 años con un desarrollo que fue de todo menos tranquilo, pero el resultado es excelente, una campaña épica que se disfruta de punta a punta, que mantiene la esencia de la franquicia, pero que no teme arriesgar y renovarse, un multijugador pulido y entretenido, que también busca ser diferente y lo logra a pesar de las críticas de aquellos que piden cosas distintas pero en el fondo quieren que todo sea igual.

Halo infinite es esa recompensa que estaban esperando los fans de la franquicia, que respeta su estirpe y que abraza a los jugadores tanto viejos como nuevos. Tardó en llegar pero al final Halo lo hace de nuevo y sienta las bases para el género de acá en adelante. Halo es infinito.